EXTRACTO DE L´ARBORICULTURE URBAINE
de Lauren Miller y Corinne Bougery -Traducción
libre
Editado por el Instituto para el
desarrollo forestal
No aceptar que un árbol, nace, crece
y muere, por aquellos que pretenden defenderlo, es una forma de admitir que
nunca lo han reconocido como un ser vivo.
Michel Corajoud. Paisajista
Existen lagunas
en los conocimientos fundamentales del árbol, de su funcionamiento y sus
necesidades en la ciudad.
La introducción
del árbol en la ciudad lo es como consecuencia de la mutación de la ciudad.
El árbol
productor de madera, de frutos de follaje (el fresno) de medicamentos (el
tilo).
Los arboles
forman la trama del paisaje urbano, junto con los edificios.
Este periodo es
pobre en plantaciones de árboles y las que se han realizado en condiciones que
no garantizaban su futuro, elección de especies de efectos inmediatos, de
rápido crecimiento y poca longevidad, trabajos realizados sin respeto a las
normas de buena plantación, ausencia de mantenimiento juvenil y abandono de la
gestión tradicional.
Con la entrada
de la democracia, los políticos locales, utilizan las plantaciones de árboles
en sus campañas políticas para la consecución de votos por los ciudadanos. El
árbol está de moda. El árbol es un derecho de la ciudad.
Las disciplinas
medioambientales adquieren protagonismo, la ecología forma parte de la cultura
popular.
Los higienistas
del siglo XIX, plantaban árboles para hacer la ciudad más humana en la que el
árbol endulzara la mineralización de las ciudades.
La iniciación y
sensibilización de los niños en las escuelas es una buena prevención contra el
vandalismo., la vegetación en general y el árbol en particular, mejoran la
ciudad físico-química del aire de las ciudades y contribuyen a la reducción de
ruidos.
La
participación general del árbol a la mejora de la calidad de vida varia
fuertemente en función de la cantidad de arboles, de su situación, su modo de
asociación (alineación, parque, bosquete…)
Modificación del clima urbano
Los arboles
contribuyen a refrescar el aire de las ciudades, aumentan la tasa de humedad,
bajan la temperatura e influyen en la circulación del aire.
La ciudad por
su mineralidad y superficies asfaltadas refleja y absorbe mucha energía solar.
La plantación
de árboles como signo de una expansión económica y de una confianza hacia el
futuro.
Los higienistas
utilizan los árboles para airear las ciudades, y ofrecer a los ciudadanos un
medio ambiente más sano y agradable.
Las prácticas
de poda no son una preocupación moderna.
Disminución de la tasa de CO2
Los arboles
disminuyen la tasa de CO2 a la vez por la fotosíntesis utilizando el gas
carbónico y soltando el oxígeno en la respiración, consumiendo el oxígeno y
expidiendo el gas carbónico.
Filtración de polvo y aerosoles
La filtración
de partículas de polvo y aerosoles ha sido demostrada completamente.
Efectos sobre el ruido
Los arboles
persistente de hojas grandes y coriáceas orientadas son eficaces en la
disminución de fuentes de ruido.
Mejoran el
ecosistema urbano, haciéndose notar en todos los seres vivientes de la ciudad,
insectos, pájaros, mamíferos y comunidades vegetales.
El árbol urbano y los animales
Los árboles en
la ciudad son albergue de una intensa actividad de la avifauna que puede ser
utilizada como bioindicador. El número de aves varía en función de la
biodiversidad del medio.
Los árboles en
la ciudad sirven de enlace entre la naturaleza y la ciudad. -Corredores verdes.
El acercamiento
ecológico de la ciudad a la naturaleza.
Función económica de los espacios con vegetación
Una casa
rodeada de árboles se vende mejor y más rápida.
Función de representación del árbol, como elemento del
paisaje urbano
Ya sea aislado
o en el paseo o en parques el árbol continúa alimentando el resto del paisaje
urbano.” El paisaje es el lugar donde el cielo y la tierra se tocan “es
por ello que el árbol se convierte en verdadero protagonista en la ciudad.
(Michel Corajoud).
Funcionamiento del árbol
El árbol es un
complejo conjunto donde todos sus componentes, raíces, tronco, ramas y hojas
aseguran cada uno a su nivel, la satisfacción de sus necesidades más
elementales.
Las raíces
alimentarias trabajan en la sombra. Son los órganos menos conocidos del árbol.
Constituyen una parte importante del peso del árbol, de uno a dos tercios del
peso total. Su estudio es delicado por la dificultad de acceso y la diversidad
del medio. El sistema radicular asegura la nutrición, la fijación, y el anclaje
del árbol, así como el almacenamiento de sus reservas.
Diferentes tipos de sistemas radiculares
Existen varios
tipos de sistemas radiculares, su descripción está basada sobre el reparto de
las raíces principales y secundarias.
Las raíces
pueden ser fasciculadas, pivotantes u horizontales.
Pero pueden
evolucionar a través de la vida del árbol. Las condiciones del suelo influyen
enormemente en la disposición de las raíces, más en la ciudad, donde los suelos
son más alterados.
Se distinguen
raíces leñosas y menos leñosas.
Las raíces
leñosas forman un conjunto de gruesas raíces que aseguran el anclaje del árbol
al suelo y permiten acceder a los nutrientes y el agua situados en profundidad.
Algunas
especies toleran cierto exceso de humedad (hidromorfia), como el sauce, el
plátano o la Nyssa, gracias a la emisión de raíces adventicias adaptadas al
almacenamiento de oxigeno, al extremo que algunas especies como el ciprés
calvo. -Taxodium distichum. -pueden emitir raíces aéreas “neumatóforos “.
Las raíces no
leñosas comprenden las pequeñas raíces o raicillas que forman la cabellera
radicular donde están los pelos absorbentes. Estos pelos multiplican
considerablemente la superficie de contacto con el suelo y garantizan la casi
totalidad de la absorción de los elementos minerales. Su duración es limitada,
en orden a tres o cuatro semanas y el árbol no las puede reponer sin las
condiciones de aireación y humedad en el suelo no son satisfactorias, el
ochenta por ciento se encuentran en los primeros diez centímetros.
Equilibrio radicular y aéreo
Existe un
equilibrio poco conocido en su mecanismo, entre las partes aéreas y
subterráneas, condicionado y mantenido por los cambios permanentes de materia
en el conjunto del vegetal.
Cualquier causa
que afecte la parte aérea (, defoliación por parásitos o roedores, fuerte
tormenta o poda…) tendrá consecuencias no menos importantes sobre las raíces.
A la inversa
toda destrucción radicular entraña una disminución de aprovisionamiento de agua
y sales minerales. El flujo de savia montante es perturbado y las reservas del
árbol suprimidas en parte. Una inevitable decrepitud aparece. Ya sea de
inmediato o unos años después. En periodo crítico de la ablación radicular,
parece situarse en la votación cuando el árbol moviliza las reservas para su
crecimiento.
La mayoría de
los sistemas radiculares tienen una relación simbiótica con un hongo. Son las
microrrizas, el micelio del hongo multiplica la superficie de absorción de los
elementos minerales. Que es multiplicado por cien y mil veces.
Este fenómeno
es particularmente importante en la absorción de fosforo y nitrógeno presente
en el suelo, ya sea en formas químicas directamente asimilables por el árbol.
Las partes aéreas
Las hojas
captan la energía. La luz es captada por las hojas en las que la superficie de
captación es mejorada en el curso de la evolución. Las hojas son la red e de
una intensa actividad foto-química que condiciona en gran parte el
funcionamiento del árbol.
La fotosíntesis
se produce gracias a los pigmentos presentes en las hojas y las ramas jóvenes
herbáceas (en particular la clorofila). Esta reacción permite fabricar las
sustancias carbónicas necesarias para la vida del árbol, a partir del gas
carbónico, del aire y del agua, gracias a la energía solar y desprender el
oxígeno al aire.
La respiración
tiene efectos inversos, suelta el gas carbónico y consume el oxigeno. Lo que da
como resultado, la degradación por la planta de una parte se sustancias
carbónicas necesarias para su metabolismo. La transpiración que existe a todos
los niveles de la planta, proviene de la evaporación de la casi totalidad del
agua bombeada del suelo. Ella permite a las hojas de mantener una temperatura
aceptable y resistir las quemaduras del sol.
El conjunto de
los cambios gaseosos (oxigeno, gas carbónico, vapor de agua…) se producen a
nivel de los estomas, asegurando el contacto entre la atmosfera exterior y el
interior de la hoja.
Las hojas son órganos vitales del árbol
Toda
disminución de su número, todo almacenamiento en su superficie (polvos,
aerosoles…) reduce la producción de materias carbónicas o sea el nivel de
reservas del árbol.
Las hojas son
órganos frágiles con duración de vida limitada (siete u ocho meses como máximo
por los caducos en nuestro clima, y dos a cuatro años para los vegetales de
hoja persistente), pero que se renuevan regularmente.
Los brotes, ramillas y ramas
Troncos estabilidad, transporte y almacenamiento
Al igual de las
hojas, la parte aérea del árbol se compone de yemas, ramillas y ramas y
generalmente de un único tronco.
Las yemas son
un conjunto de escamas condensamente ensambladas alrededor de la yema de
crecimiento primaveral, constituyen una forma de resistencia que permite al
árbol protegerse de temperaturas extremas. Las yemas terminales emplazadas en
la extremidad de la rama aseguran el crecimiento en altura del árbol e inhiben
el desarrollo de las yemas insertas más bajas.
Su función
principal, les da una importancia capital.
Las pequeñas
ramas del árbol, ramos o pequeñas ramas, juegan un papel de soporte
distribuidor de las hojas de tal manera que la luz captada sea la máxima. Esta
búsqueda de luz o fototropismo adquiere una importancia vital en la ciudad
donde es fácil encontrar arboles desequilibrados para compensar el efecto de
las fachadas. El tronco y las ramas principales forman el esqueleto del árbol.
Solo la parte interna del tronco constituido por tejidos muertos, lignificados
y solidos asegura un papel de sostenimiento. La zona periférica, situada justo
debajo de la corteza y muy fina está constituida por algunas capas de células
hiperactivas, el cambium, es responsable del crecimiento en grosor del tronco y
las ramas. El cambium juega un papel particularmente importante. Engendra la
formación de burletes cicatrizantes que recubren todas las heridas.
Contrariamente
a los animales los arboles no se curan.
Los tejidos
infectados o heridas no se regeneran, pero son enquistados dentro de los
tejidos sanos.
Cuando la
corteza es arrancada o quemada, la madera del tronco entra en contacto directo
con el aire lo que produce un cambio vital en entorno del árbol, temperatura y
humedad.
Bajo el efecto
del agua, la madera tiene tendencia a pudrirse. Los organismos patógenos,
hongos, bacterias y las múltiples esporas presentes en el aire colonizan
rápidamente la herida e inician la alteración de la madera.
Para afrontar
la agresión del árbol actúa de dos formas, intenta aislar la zona infestada
oponiendo a la agresión de los agentes patógenos barreras químicas entre las
cuales se encuentran sustancias antifunguicas y antibióticas, desarrolla sobre
toda la herida un labio cicatricial que con el tiempo debe contrarrestar la
herida.
El árbol. Un sistema dinámico complejo. -Equilibrio y
nivel de reservas.
La noción de
equilibrio, durante mucho tiempo ha estado considerada como un estado entre los
flujos correspondientes a las necesidades de las plantas para su metabolismo
(demanda aérea) y los flujos provenientes de la capacidad de las raíces para
suministrar en tiempo real estos elementos (oferta radicular). Esta reacción es
insignificante para explicar el desplazamiento en el tiempo (lo más frecuente
varios años) observando entre una agresión y los primeros síntomas de
decrepitud.
En efecto, la
oposición a los métodos modernos de producción industrial basados sobre el
“cero almacenamientos”, el árbol puede ser asimilado a un aparato de producción
en el cual los stocks y reservas de primeras materias son numerosos y
repartidos en diferentes puntos.
En el plan
biológico, estas reservas, regularmente renovadas tienen dos funciones
importantes, permiten al árbol defenderse sobre las agresiones naturales
(sequia, heladas, ataques de parásitos…) o las de origen antrópico. Sirven
igualmente para asegurarse su metabolismo basal.
La arquitectura de los arboles
La complejidad
de la estructura arborescente ha mostrado la necesidad de una aproximación
global y dinámica del árbol, poniendo en aplicación conceptos de arquitectura
desarrollados en botánica por los profesores F. Halle (Profesor del Laboratorio
de Botánica de Montpellier) y R.R.A Oldeman (Profesor de la Universidad de
Waningen en Holanda).
Las
investigaciones en arquitectura vegetal tienen por objeto describir la
estructura de las plantas y de trazar la secuencia de su desarrollo., lo que
permite conducir a una descripción muy avanzada del conjunto del desarrollo de los
arboles especialmente hasta la edificación de su corona y de poner en evidencia
los procesos en juego.
Los
conocimientos sobre la arquitectura del aparato radicular son hoy en día menos
avanzadas en razón de las dificultades de observación
Unos estudios
arquitecturales están en condiciones de aportar un cierto número de
herramientas a los prácticos. Así el conocimiento de la unidad arquitectural
permite seleccionar los brotes de la planta, los más aptos para para el
estaquillado, la marcota y el injerto. Las determinaciones de las fases de
desarrollo mejoran el diagnostico concerniente al estado fisiológico de un
árbol y permite prever su futuro.
El estudio de
estrategias reiterativas puede servir de guía para una práctica razonada de la
poda, y a la vez conforme con nuestras necesidades y las que el vegetal puede
soportar sin stress.
Modelación y simulación de la arquitectura de los
arboles
La arquitectura
de un árbol es el resultado del conjunto de sus meristemos. Su
modelización necesita un análisis cuantitativo de los procesos observados.
El laboratorio
de modelización del CIRAD (Centro de Cooperación Internacional de Investigación
Agronómica para el Desarrollo) ha puesto a punto un método de análisis que
permite a partir de datos estáticos levantados sobre el árbol, calcular los
parámetros dinámicos que caracterizan el funcionamiento de los meristemos. Este
método matemático acoplado a técnicas informáticas ha permitido simular sobre
pantalla el desarrollo de un árbol.
A partir de
especies intensamente estudiadas, ahora en posible visualizar la evolución de
un paisaje a través de los años y las estaciones.
Los estados de desarrollo de un árbol. El nacimiento
La reproducción
por semilla o sexual, es problema en la mayoría de los casos, una fecundación
cruzada nos transmite una mezcla de características propias de los padres. Para
las especies llamadas monoicas (plátano, nogal. olmo.) las flores
masculinas y femeninas son bien diferentes y están presentes en un mismo
individuo.
En el caso de las
especies dioicas, como el chopo o el Ginkgo biloba tienen pies hembra poco
apreciados en las ciudades, ya que sus flores son alergógenas y sus frutos
tienen un olor desagradable.
La
certificación de origen de las semillas constituye un criterio de calidad del
material vegetal y es escasamente utilizado en la arboricultura ornamental.
La reproducción
vegetativa o asexual, es una particularidad del mundo vegetal. Este sistema
produce individuos genéticamente parecidos a los que tienen problemas los “pies
madre “. Se distinguen por una vía natural con rebrotes de raíces en los
bosques o por vías artificiales producidas en los viveros (estaquillados,
marcotas, injertos…) o en laboratorio (micro propagación o estaquillado en
vitro.)
Esta forma de
multiplicación ofrece la ventaja de disponer de un material vegetal de calidad
procedente de los pies madre seleccionados. Presenta sin embargo problemas de
sensibilidad a las enfermedades y parásitos y/o accidentes climatológicos
idénticos para todos los individuos, causando la desaparición del patrimonio en
caso de ataques mortales.
El enraizado de
plantas multiplicadas artificialmente pueden ser menos adecuadas que las
producidas por semilla, con el riesgo de que su anclaje en el suelo sea menos
bueno (sensibles al viento.) y una disminución de la longevidad. Asimismo, en
las variedades injertadas, la porta injerto que compensa estos defectos, es
utilizado para reforzar algunas cualidades de enraizamiento o adaptación a
criterios particulares del suelo.
El estado juvenil
En este estado,
por una actividad intensa de la yema terminal, el crecimiento es muy fuerte y
corresponde a una búsqueda óptima de luz.
El sujeto tiene
entonces un fuerte poder de adaptación, sus capacidades de desarrollo radicular
y de resistencia son importantes, La intensidad del crecimiento está
estrechamente ligada a las condicionantes del medio y puede en extremo, devenir
nulo, en suelos de mala calidad.
El estado adulto
En este estado,
el árbol alcanza la altura máxima que le autoriza la fertilidad del suelo y las
características de su especie. Persigue esencialmente su crecimiento en volumen
(tronco, corona, y sistema radicular) y débilmente su crecimiento en altura.
La altura de
los arboles adultos los más frecuentes anunciados por la literatura, son
frecuentemente reducidos a un medio tan difícil como el de la ciudad.
La fase de senescencia
El
envejecimiento y luego la muerte del árbol, parecen regidos por un conjunto de
componentes actuando en sinergia y conduciendo a dificultades de crecimiento
para hacer llegar el agua y las sales minerales a lo alto de la copa
Este fenómeno
entraña un desecamiento de la periferia de la corona del árbol, y después de
una “descente de cime “progresiva. Un cierto número de parásitos secundarios
(hongos, bacterias, muérdago…) tienden a aparecer sobre el árbol debilitado y
acaban con su muerte.
En este estado,
el conjunto de agresiones exteriores, tales como las podas severas, los daños a
las raíces, o las de modificación del medio…agravan considerablemente este proceso.
El medio urbano
En ecología, el
término medio designa el conjunto de valores físicos y biológicos que gobiernan
el reparto y el crecimiento de los organismos sobre un territorio dado. Por
extensión, el medio urbano es la serie de componentes químicos, físicos,
biológicos y antrópicos que interactúan sobre el territorio de la ciudad.
La ecología
distingue el medio exógeno que preexiste antes de la instalación de los
organismos y no comprende que los factores abióticos, y el medio endógeno que
proviene de la modificación del precedente bajo la influencia de otros
organismos. Por analogía, en la ciudad es posible distinguir el medio exógeno
que preexiste donde la acción del hombre no ha modificado las condiciones
iniciales (centros de pequeñas comunidades, parques urbanos, extensiones
urbanas recientes sobre terrenos agrícolas…) y el medio endógeno que proviene
de la modificación del precedente bajo la influencia del hombre. El medio
urbano es pues, multiplicado y depende de la intensidad de la acción antrópica
sobre los diferentes factores que lo componen,
El árbol vive a la vez en la atmosfera y en el suelo.
En la
atmosfera, el aparato aéreo y más particularmente las hojas reaccionan a
cualquier modificación de los factores ecológicos, luz, temperatura, tasa de
humedad. (Higrometría), rapidez de desplazamiento del aire y carga de gases
contaminantes (gaseosos o particulares…)
En el suelo las
raíces y sus órganos de absorción, los pelos absorbentes, son sensibles a las
variaciones de los factores, como la disposición del agua (relacionada con el
aprovisionamiento y la capacidad de retención…) la composición gaseosa del aire
del suelo, principalmente la tasa de oxígeno, la penetrabilidad relacionada con
la textura y la compactación, los obstáculos encontrados y en fin a la
disposición de elementos minerales solubles. La acción directa del hombre se
traduce por ciertas agresiones como la tala y las podas, el vandalismo, los
golpes de los automóviles o la supresión de algunos órganos vitales en los
trabajos viarios.
Todos estos
elementos son muchos factores ecológicos de origen abiótico de orden climático,
atmosférico, hídrico o de origen biótico por lo que se refiere al suelo, de
acción humana o de seres vivos en general.
Modos de acción
El efecto de un
factor sobre el vegetal se caracteriza por un “umbral mínimo “sobre el cual
todo desarrollo es imposible por un “ umbral óptimo “ que asegura el mejor
desarrollo del vegetal o más allá del cual ciertos efectos negativos aparecen y
el “ umbral máximo “ más allá del cual las perturbaciones sobre el metabolismo
son tales que el árbol muere. La reacción de adaptabilidad de una especie al
factor estudiado responde a estos umbrales.
Un factor
ecológico se considera discriminante cuando una clase de factor corresponde a
una especie indicadora.
Un factor
ecológico se considera limitante cuando su presencia o su valor, reduce la
acción de otros factores que entorpecen el crecimiento y/o el desarrollo de un
organismo. Los factores ecológicos actúan en sinergia, ya que su acción de
conjunto es superior a la suma de las acciones tomadas individualmente.
Interacción sobre diferentes factores
Los factores
ecológicos influyentes en el comportamiento del árbol en la ciudad, corresponden
ya sea a la sinergia o en compensación por el efecto “cascada”.
La sinergia
multiplica el efecto de los factores por compensación los vegetales, por
ejemplo, los poco adaptados a suelos calcáreos pueden desarrollarse al menos,
si disponen de una buena alimentación con agua. La acción de un agente patógeno
secundario que no se desarrollaría en condiciones normales, se ve favorecido
por un árbol mal podado, hay entonces “un efecto cascada “.
Los factores climáticos
LUZ.-Disminuyendo
la actividad fotosintética, la sombra puede suponer una reducción de los
sistemas aéreos y radiculares. En algunos lugares muy sombreados, puede ser
mejor o preferible no plantar. La reverberación de los rayos luminosos sobre
las paredes de los inmuebles y las radiaciones reflejadas en los revestimientos
del suelo, atemperan ciertos factores de la sombra. El alumbrado público puede
ligeramente estimular el crecimiento, pero, en este caso, aumentar la
sensibilidad del vegetal a la polución y a la llegada de fríos precoces.
TEMPERATURAS. -Las
elevaciones de temperaturas observadas en las grandes aglomeraciones urbanas
alargan el periodo de vegetación de los árboles y posibilitan la selección de
especies más meridionales. En verano las elevaciones de temperaturas, asociadas
a las fuertes reverberaciones de las fachadas y los revestimientos, pueden
entrañar quemaduras de hojas y sobre los troncos. Bandas de tela de yute,
enrolladlas alrededor de los troncos de los arboles más jóvenes de corteza
frágil (tilos, castaños, arces…) evitan estas quemaduras.
VIENTO. -En la
ciudad, los golpes de viento adquieren con frecuencia el carácter turbulento
siendo muy significativos para la localización de los daños. En el conjunto,
los efectos del viento se hacen sentir sobre las poblaciones muy densas con
árboles antiguos y a nivel de todos los puntos débiles de un árbol viejo con
heridas en el tronco, y zonas de fragilidad relacionadas con las ataduras de
los tutores o protectores, el punto de injerto, horquillas ….) Las especies de
crecimiento rápido, con fama de desgajadoras deben evitarse en zonas muy
expuestas ( por ejemplo chopos, acacias, sauces…)
El factor hídrico. -Exceso de agua en el suelo
El exceso de
agua crea condiciones de suelo asfixiante para las raíces por falta de oxigeno.
Un encharcamiento persistente principalmente en primavera compromete la
actividad del árbol y por consiguiente su supervivencia.
SEQUIA.-El marchitamiento durante las horas más cálidas y la aparición de necrosis
foliares marginales, transmiten las dificultades de suministro de agua. En
reacción al stress hídrico, algunas especies pierden sus hojas desde el fin de
julio (el castaño, por ejemplo). La repetición de tales fenómenos debilitan al
árbol y pueden producir a la larga su muerte. Los efectos de una sequía
climática son muy acusados en la ciudad, por la filtración de las aguas de
lluvia hacia los alcantarillados, la escasa capacidad de penetración y
retención del agua en los suelos urbanos, las dificultades de acceso a las
capas freáticas profundas por el sistema radicular y el aumento de las
necesidades de agua por el vegetal, debido a la escasa higrometría del aire y
una mayor transpiración. La sequedad de los suelos urbanos es difícil de
compensar. En los arboles de alineación adultos, no existe prácticamente
ninguna solución al problema del riego, si no ha sido previsto con antelación.
Por contra, en los parques se puede realizar la instalación de un sistema de
riego automático que puede contribuir a mantener cierta humedad en el suelo
asegurando así, una parte de las necesidades del árbol en agua. La instalación
de estos sistemas no es siempre posible y el agua peligra de ser rara y cara.
La plantación en zanja precisa necesariamente la instalación de un sistema de
riego para desarrollar arboles de calidad. Atendiendo el desarrollo de su
sistema radicular funcional en seguridad, las jóvenes plantaciones pueden
resistir las fases críticas por riegos frecuentes durante los tres o cinco
primeros años. El factor sequedad debemos tenerlo en cuenta al escoger las
especies a plantar; los riegos, no reemplazan a largo plazo la adaptación de
los vegetales a tales condiciones.
Factores atmosféricos. -Efectos generales
Los efectos de
los distintos contaminantes atmosféricos sobre los árboles son difíciles de
poner en evidencia, ya que los fenómenos son complejos y los síntomas afines.
Se distinguen generalmente los contaminantes inherentes a la ciudad. (Dióxido
de azufre.), oxido de nitrógeno, ozono, monóxido de carbono, partículas y
aerosoles y los problemas de los escapes industriales (derivados fluorados y
clorados, polvo de las fábricas de cemento.)
Según fuentes
canadienses, los automóviles contribuyen a la contaminación urbana un 39 %. La
combustión de las calefacciones en lugares de frio en invierno, domésticas y
publicas, es asimismo una de las fuentes de mayor contaminación. La resistencia
de los arboles a la contaminación varía según la naturaleza del gas emitido y
el tipo de emisión. Depende igualmente del estado de desarrollo del árbol (un
árbol joven es más sensible a la polución) y a las condiciones del medio
(suelo, clima, nutrición.) Es raro que la concentración individual de
cada contaminante sobrepase el umbral de toxicidad. Por contra, la acumulación
de contaminantes induce a la debilitación crónica de los arboles donde la
resistencia varía según el medio y el estado fisiológico general.
DIOXIDO DE AZUFRE. -Emitido
principalmente por las calefacciones domesticas. La concentración en SO2 es muy
elevada en invierno (190 Ug/m3 contra 90 en verano…) según Drach y Target,
citado por Garres.
El dióxido de
azufre, penetra en las hojas por las estomas, entra en competencia con el CO2 y
disminuye con este hecho a la fotosíntesis. En la ciudad, las fuertes
proporciones de gas carbónico pueden reducir este riesgo.
Los síntomas
son necrosis internervarias de color marrón claro o marrón rojiza, que aparecen
muy rápido después de una fuerte contaminación. Estas necrosis son definitivas
y el desarrollo de la hoja no continua, solo si la afección no es demasiado
grave. El azufre toma frecuentemente formas iónicas en medios ácidos y
participa así con el fenómeno del “smog acido “. Contribuye igualmente a los
fenómenos de “lluvias acidas “. Los daños en el medio urbano son en parte
limitados ya que el máximo de emisiones se producen durante el periodo de
reposo vegetativo, ya que una presencia crónica a pequeña dosis (0´05 a 2´00
ppm) puede provocar serios daños.
Óxido de nitrógeno y contaminación fotoquímica
El óxido de
nitrógeno (NO) producido sobre todo por la combustión de motores de explosión,
es bastante inofensivo, oxidado produce el dióxido (NO2) en la que la
concentración puede alcanzar 0´01 a 0´06 ppm. En la atmosfera de las ciudades,
aunque poco tóxicos en sí mismos, estos gases pueden serlo cuando entran en sinergia
con el SO2.Los óxidos de nitrógeno (NO y NO2) pueden formar, en presencia de
hidrocarburos, una mezcla de productos orgánicos, el PAN (Peroxyl-Acety/
Nitrte) y de ozono (03) particularmente tóxicos. Los síntomas característicos
del PAN son la aparición de reflejos metálicos de color bronce o plateado en la
cara inferior de las hojas. Provienen de una “plasmolysis “de las células
mesófitas
El ozono forma
un tejido de reacción fotoquímica e interviene en la formación del “smog acido
“o lluvia acida y se traduce ya sea por lesiones sobre la cara superior de las
hojas, sea por forma de manchas punctiformes o bajo forma de clorosis.
Polvos y
partículas
El árbol sirve
de filtro a numerosas clases de polvos y partículas del aire urbano en tanto
que la cantidad no le es nefasta. Las partículas más abundantes pueden formar
verdaderas capas, dañando la absorción luminosa de las hojas o aun por
corrosión, producir lesiones de la cutícula foliar. Los persistentes
principalmente las coníferas son particularmente sensibles a estos efectos y
deben ser excluidas en zonas de riesgo.
Factores edáficos, Diferentes tipos de suelos
urbanos
Los suelos
urbanos deber ser tomados en consideración de una forma muy particular. Su
preservación y la mejora de su calidad condicionan el futuro de los árboles de
nuestras ciudades. En la ciudad, más que en otra parte, el suelo representa un
verdadero capital sin el cual los arboles no podrían desarrollarse, ni
fructificar. Pero este capital, demasiado poco conocido, es amenazado por
numerosos males; sequedad, compactación, congestión, salinidad, carencias
minerales…etc.…
Más del 80 % de
los problemas encontrados en el arbolado viario tienen sus causas en el suelo.
Las características y potencialidades de los suelos urbanos dependen de sus
orígenes y en las condiciones bajo las cuales ha podido conservar sus
cualidades iniciales.
Suelos “naturales “
Según la
historia del centro de la ciudad, el suelo ha podido conservar todas las
características del “medio agrícola “. Es el caso de la mayoría de jardines
públicos y parques de barriadas antiguas y de ciertas explanadas y paseos
instalados sobre terrenos agrícolas antiguos. Esta categoría de suelos
concierne igualmente al suelo de ciudades pequeñas que no han conocido ninguna
modificación significativa de su parcelario, así como de las extensiones
urbanas contemporáneas (en condición de que no se haya realizado ningún
desmonte abusivo). Estos suelos si no son objeto de compactación particular o
de una modificación sensible del régimen de las aguas ,son potencialmente
excelentes soportes.
Suelos “naturales recubiertos “
Algunos
trabajos de vialidad, de renovación de un barrio o simplemente de renovación de
una plantación, hacen aparecer el suelo original sepultado bajo decenas de
centímetros de suelo estabilizado o de escombros. Cuando la superficie es de
calidad mediocre, estas tierras a condición de que no hayan sido compactadas,
pueden explicar el buen comportamiento de los arboles existentes. Una vez
eliminada la capa superficial, estos suelos constituyen un soporte de calidad.
Desmontes heterogéneos
El término
general de escombros supone situaciones diferentes que condicionan el
crecimiento del árbol. La calidad de los escombros varía según su origen.
Pueden provenir de productos de demolición de edificios, derribos, horizontes
profundos de excavaciones en tierras agrícolas, de cascotes, de desechos
industriales o de escombros diversos.
La compactación
de los desmontes depende del modo que se efectúen...
Una
compactación antigua realizada manualmente, deja lugar a una cierta porosidad,
mientras que la fabricación de una plataforma con una compactación mecánica
crea condiciones de vida difíciles para los vegetales. En todo suelo es
importante conocer las cualidades físico químicas de las aportaciones de
tierra, así como su capacidad de retención del agua (porosidad y drenaje)
Tierras y sustratos aportados
La mayor parte
de las plantaciones urbanas se realizan en un medio artificial con la
aportación de tierra vegetal. La calidad del suelo así reconstruido depende
entonces muy directamente de los cuidados que se tengan para crear un medio
sano, fácilmente colonizado por las raíces de los árboles.
Principales características de los suelos urbanos.
Suelos asentados o compactados.
La compactación
de los suelos urbanos tiene varias causas; pisoteo, la penetración de los
automóviles sobre las zonas ajardinadas, la compactación de las aceras, la
vibración transmitida por las calzadas por el paso de vehículos pesados. Pero
también, desde el principio, las, malas condiciones del almacenaje, del
transporte y de la aportación al lugar pueden ser responsables de la
compactación muy perjudicial para su calidad. Estas condicionan y provocan el
debilitamiento progresivo de numerosos árboles...
Suelos secos
El ochenta por
ciento de la pluviometría desaparece dentro de las redes de alcantarillado, en
razón de una fuerte mineralización de la ciudad y de la compactación de los
suelos en superficie. Fuera, en los parques, cerca de los ríos, los suelos
urbanos no tienen un comportamiento hídrico normal. Nuestros arboles tienen una
formidable aptitud de ir a buscar el agua donde se encuentra, principalmente en
los jardines con pabellones, cerca de las tuberías de agua o alcantarillado o
sobre el asfalto (cuando hay cierta humedad…)
Suelos pobres en materia orgánica
La recogida o
barrido de las hojas constituye ciertamente un factor importante de la mala
calidad de los suelos suburbanos. Esto impide toda fabricación de capa propicia
al desarrollo de la cabellera radicular y proteger la superficie del suelo
contra la erosión y el pisoteo. Esta ausencia de restitución de los elementos
minerales contenidos en las hojas y los brotes tiernos constituyen un déficit
que es necesario compensar (en condiciones normales de restitución, cerca del
80% de los elementos minerales retornan al suelo)
Suelos de alimentación mineral perturbada
El suelo debe
contener la totalidad de los elementos minerales indispensables para el
metabolismo del árbol. Los “elementos mayores “son el nitrógeno, el fosforo, el
potasio, el calcio, el manganeso, y el azufre”.
Los
“oligoelementos “reagrupan, el aluminio, el hierro, el cobre, el manganeso, el
cobalto, el zinc….
En la ciudad,
los análisis químicos de los suelos revelan sobre todo la heterogeneidad más
que de la pobreza de la composición mineral. La alimentación mineral de los
suelos urbanos puede conocer verdaderas carencias relacionadas a la pobreza del
suelo en tal o cual de los excesos de elementos provocando una toxicidad en el
caso de los elementos contaminantes minerales urbanos que son los metales
pesados, carencias inducidas por problemas de asimilación de los elementos en
el medio alcalino (blocajes debidos al calcáreo…)
La elección de
las especies adaptadas al pH es la mejor respuesta a los problemas minerales.
Una fertilización de fondo o la corrección de carencias, no pueden ser
observadas si la planta no tiene la capacidad de movilizar las reservas que uno
le aporta. Una fertilización sobre un árbol presentando síntomas de decrepitud
o situado en un suelo muy compacto, no constituye en ningún caso una solución
eficaz a pesar del efecto fugaz a veces registrado.
Suelos contaminados
La
contaminación de los suelos proviene esencialmente de la acumulación de metales
pesados, de la acción de herbicidas, y de la presencia de escapes de gas.
Localmente otros contaminantes como los aceites usados, los alquitranes, los
ácidos, pueden ser dañinos. Entonces los hoyos de plantación pueden captar por
acumulación, una parte importante de materiales pesados que se depositan sobre
las aceras. Parece sin embargo que las toxicidades son raras.
Contaminación del suelo por los metales pesados
PLOMO (Ph). En razón
de una débil solubilidad el plomo es poco absorbido por los árboles, lo mismo
si está presente en fuertes dosis en el suelo (hasta 1800 ppm. en los primeros
diez centímetros de un suelo situado en la proximidad de una autopista).
CADMIUM (Cd).
Protegiendo la superficie de los metales, es absorbido por las raíces y
rápidamente se convierte en toxico. Su presencia se manifiesta por una
decoloración de las hojas y la aparición de necrosis.
ZINC, COBRE, COBALTO. Presente en los suelos urbanos en dosis muy variables,
pueden localmente volverse tóxicos y provocar amarilleamiento de las hojas y
después su destrucción.
Contaminación por herbicidas
Los herbicidas
utilizados para eliminar la vegetación no deseable que se instala en los
alcorques, o a lo largo de una zanja o para eliminar la aparición de estas en
los paseos o caminos estabilizados, pueden presentar problemas de
fitotoxicidad; acumulación y migración de productos en el suelo, malas dosis de
aplicación, malas épocas de aplicación etc…
Los rastros de
permanencia de los herbicidas (simacina, atracina…) son a tener en cuenta a la
hora de aportar tierra vegetal, problema de suelos agrícolas. Hay que ser
vigilante asimismo sobre la procedencia de abonos orgánicos como el estiércol
en los que las pajas pueden contener residuos de herbicidas agrícolas.
Los casos de
fitotoxicidad provocados por la acumulación de herbicidas son cada vez más
frecuentes; conviene alertar al personal de mantenimiento sobre los efectos
dañinos de su uso intensivo a largo plazo.
Contaminación por escapes de gas
Durante estos
últimos años, las instalaciones de las redes de distribución de gas ciudad, ha
entrañado la muerte de muchos arboles, mas en la Europa del Norte (desaparición
del 5 al 20 % de árboles de alineación en Holanda). El efecto del gas es
indirecto, ya que el metano no es toxico por sí mismo por las raíces. Por
intercambio gaseoso, entraña una reducción importante del oxígeno del suelo. La
aparición de daños sobre los arboles es muy rápida sabiendo que bajo el 13 al
15 % de oxígeno, el árbol está en peligro. En caso de escapes de gas, conviene
de acuerdo con los servicios especializados de reparar el escape, expulsar el
aire viciado gracias a la acción de un compresor y reemplazarlo por aire
cargado de oxígeno y aportarle el agua y de abono, si el árbol no ha perecido.
En caso de un árbol muerto, es preferible no plantar antes de diez a doce meses
después reponerlo a fin de que el suelo, después de la aireación, haya podido
liberarlos gases y la toxicidad. Lo ideal sin embargo es sustituir toda la
tierra.
Otros factores específicos en el medio urbano
SAL.-Tres casos
hay que distinguir:
Las brisas y
rociadas saladas sobre la parte aérea del árbol imponen en función de la
situación geográfica (distancia, sentido de los vientos dominantes), una clase
de vegetación muy particular.
La sal del
deshielo de las calles en lugares de fríos intensos y/o nevadas y vías de
circulación peatonales, fenómeno estacional y aleatorio, puede en inviernos
duros, acabar con la vida de muchos árboles sanos. Los efectos se hacen notar,
a nivel foliar por proyección, pero sobre todo a nivel radicular. El vertido de
salmueras y de numerosos contaminantes en ferias y plazas de mercados,
asociados a la compactación de suelos, pueden producir el marchitamiento de las
plantaciones.
De otros
productos aparecidos en el mercado no se han realizado las pruebas
convenientes. El empleo de especies resistentes a la sal constituye una buena
solución para estos problemas. Por tanto, es cuestión de escoger los vegetales
en función de este criterio.
Medidas de protección
La elevación
con muretes de protección o borduras, el abombamiento de los hoyos de
plantación puede permitir evitar la penetración de aguas contaminadas por la
sal hacia el alcorque. En ciertos países de frio como Quebec verdaderas
protecciones aparecen cada año.
Medidas curativas
Para los hoyos
muy bien drenados, riegos copiosos en primavera pueden permitir lexivar una
gran parte de los cloruros y reducir los efectos secadores el sodio. El aporte
de materia orgánica aumenta la capacidad de intercambio del suelo, puede
reducir los efectos tóxicos del suelo.
Las redes y los arboles
Durante muchos
años, los arboles han sido los solos habitantes del suelo y subsuelo urbanos.
Sin embargo, ellos deben compartir estos espacios con otros utilizadores. En
efecto, bien que invisibles las redes marcan profundamente la ciudad
contemporánea y entran regularmente en conflicto con los arboles. Las
principales dificultades provienen no solamente de la multidiciplidad de los
intervinientes, peor sobre todo, de la ausencia de una verdadera política del
subsuelo urbano. Si cada operador actúa bajo el control de un único “maestro de
orquesta “. No se trata solo de dar prioridad a los arboles sobre las redes de distribución
de gas, de electricidad, de alcantarillado, de agua, de señalizaciones de
tráfico o de fibra óptica, sino de poner en orden una serie de valores de una
verdadera gestión del subsuelo en el cual los intereses de cada uno sean
respetados (creación de redes verdes.)
Tal propuesta
de concertación, donde la primera etapa es una simple coordinación de los
distintos servicios municipales y concesionarios, será producto de una mayor
economía financiera (apertura de una sola zanja) y social (reducción de molestias).
Canalizaciones subterráneas
Los daños
consecutivos de la existencia de canalizaciones subterráneas provienen de una
supresión de una parte del sistema radicular cuando se procede a la apertura de
zanjas situadas en las proximidades de las plantaciones de los arboles. La
reacción del árbol depende de la proporción de los órganos dañados, del nivel
de tus reservas y de su estado fisiológico.
Algunos
trabajos realizados cerca de los troncos en periodo de vegetación, pueden
producir la muerte del vegetal todo o en parte. Medidas protectoras y curativas
limitan los efectos.
Redes aéreas
La caída de
ramas cuando los temporales de lluvia o viento, son peligros de degradación de
las redes aéreas.
También los
concesionarios han tenido que establecer servitudes destinadas a proteger las
redes aéreas.
Bajo pretexto
de seguridad, las podas drásticas se suceden, con un total desconocimiento de
los principios básicos de la poda, lo que ha producido daños frecuentemente
previsibles a los arboles. Cuando el enterrado de las redes no sea posible, es
necesario modificar el modo de mantener (poda en cortina, reducción de la
corona…), reemplazar los arboles existentes por especies de nuevo desarrollo o
aun suprimir los arboles si las contingencias exteriores son muy fuertes.
Normas o reglas
de desarrollo en altura, existen igualmente en los perímetros de seguridad de
los aeropuertos.
El alumbrado público y las señales de tráfico
Las hojas de
los arboles no deben reducir la eficacia del arbolado urbano. Es pues importante
definir las franjas a iluminar (calzadas y aceras…) con el fin de optimizar el
funcionamiento de las luces en función del desarrollo de los árboles y
facilitar el mantenimiento posterior. El funcionamiento de las señalizaciones
de tráfico, semáforos, prohibiciones, giros etc… necesarias, conduce a veces a
podas muy graves para los árboles.
Otros daños a los arboles
VANDALISMO. Los daños a
los arboles ocurridos por el vandalismo precisan de intervenciones rápidas de
los gestores para reponer las copas en función de los tejidos dañados. Estas
medidas permiten la proliferación de microorganismos y aseguran las mejores
cicatrizaciones. En algunos barrios sensibles, la puesta en marcha de programas
de educación, asociadas a medidas de protección y al reemplazamiento inmediato
de los arboles afectados contribuye a garantizar la perennidad de una
plantación.
Plagas y choques
Las heridas en
la corteza producen alteraciones en los tejidos conductores de la savia y crean
puertas de entrada a los parásitos.
La reiteración
de tales accidentes; sobretodo en los sujetos jóvenes, afecta considerablemente
al árbol ya veces hasta su muerte. Las protecciones previstas se describen en
la tercera parte del libro.
Podas inconsideradas
La aparición de
la destoconadora y de las tijeras hidráulicas, la incompetencia del “savoir
faire “de ciertos maestros de obra y podadores han ocasionado importantes daños
a los árboles de las ciudades. Estas prácticas tienden poco a poco a
desaparecer. Después de una decena de años en efecto bajo el patrocinio de la
Mission du Paisage en contacto con asociaciones de gestores de las ciudades, se
han realizado importantes progresos. Las consecuencias de las podas abusivas
(acercamiento de las fachadas, descopes) no tienen por el momento que pesar
tanto sobre el patrimonio arbóreo de la ciudad.
No hay comentarios:
Publicar un comentario