históricos. - Históricamente descritos por El
Faiz Mohammed en su libro Los Jardines de Marrakech (De la Buhaira de Marrakech
a la de Sevilla)
Si el nombre del arquitecto de los jardines históricos de
Marrakech no constituye más que un misterio, la realización de esta obra
arquitectural permanece, en cuanto a si misma como un modelo.
Habría sido difícil o casi imposible, llenar esta laguna sin
el testimonio del historiador de la dinastía almohade Ibn Sàhib al-Salât quien
ha juzgado digno de interés de describirnos el acto de fundación de los
jardines de la Buhayra de Sevilla.
Esta descripción hace suponer que el autor ha podido
interesarse por otra parte, probablemente en la parte perdida de sus obras, el
nacimiento de los jardines reales de Marrakech. Pero también podemos considerar
que él ha querido limitar su descripción a un modelo de jardín valido para las
dos metrópolis almohades.
En todo caso, el texto que relata el episodio de la
construcción de la Buhayra de Sevilla, nos ha parecido tan precioso y
significativo que he juzgado útil dar una traducción completa del texto francés:
Durante este mes del mismo año, (safar,567/1171) (Abu Ya´qûb
Yûsuf) hijo del comendador de los creyentes, ordeno la construcción de sus
dichosos palacios, conocidos bajo el nombre de Al-Buhayra, al exterior de B âb
Jahwar a Sevilla, en un lugar conocido antiguamente como Bilgam Fir´awn.
Estableció el plan de su Buhayra en este lugar, con el
emplazamiento de los vergeles poseídos anteriormente por Ibn Maslama
al-Qortobi. Los herederos de este último fueron indemnizados, recibiendo a
cambio propiedades de valor equivalente. Habiendo realizado esta formalidad, la construcción llego a ser legal bajo el plan religioso, (halâl).
El califa construyo entonces sobre estos terrenos los palacios y las
residencias principescas (…).
Después ordeno a Abû l-Qasim Ahmad b. Muhammad al- Hawfi, el
juez, y a Abû Bakr Ibn al- Haddâ el acondicionamiento de toda la zona contigua
a los palacios y a las casas y de servirse del dinero del Tesoro para
embellecer estas construcciones y plantar olivos, arboles, viñas y frutales
exóticos, escogiendo entre todas las especies las más extrañas y que dan los
frutos más sabrosos.
Los dos hombres que eran piadosos, íntegros y expertos en el
arte de la geometría, el cálculo y de la agronomía, cuidaron de la ejecución de
lo que se les había ordenado.
Entre los habitantes de Sevilla algunas personas tenían en su
posesión sobre la zona a acondicionar, terrenos vergeles y, plantaciones en
renta. El comendador de los creyentes intervino para dar a esta gente
propiedades a cambio y una gran indemnización en numerarios, hasta que ellos
hubieran obtenido satisfacción y testimonio de su aceptación.
Toda la operación se desarrolló dentro de las perfectas
condiciones de justicia y de conformidad con la opinión general.
Muhammad Ibn Mandûr tenía, sobre esta tierra recuperada, una
propiedad que se extendía sobre casi ochocientos marja (cuarenta hectáreas).
Después de haber procedido a la estimación de este bien, el comendador de los
creyentes propuso a su propietario un terreno muy fértil que se encontraba en
un entorno denominado Jazirat al-Siba (Isla de los Leones) cerca de Jazirat
Qaptâl (Isal Captel) sobre las riberas del rio que delimitan Al-Sharaf (Aljarafe).
Dicho terreno fue comprado a Ibrâhim b. Rawâha en un precio
de tres mil mitqâl sakkiyya.
A continuación, la orden suprema fue dictada a los
administradores (ahl al-andhâr) del Aljarafe para reunir plantas seleccionadas
de olivos de diferentes clases, de pagarlos con el dinero del Tesoro, (¡que
Dios lo haga fructificar ¡) y de traerlos a la Buhaira para su plantación.
Fue el arquitecto jefe, Ahmad Ibn Bâsso quien tuvo la carga
exclusiva de la construcción de los palacios de la Buhayra. Esta construcción
fue de una belleza indescriptible, (: :)). Después se continuó, elevando las
murallas que los rodean por todos los lados., utilizando para ello la cal, la
arena y la grava.
En lo que se refiere a la supervisión de los trabajos de
excavaciones y plantaciones de la Buhayra, fue confiada al jeque Abû Dâwûd b.
Yallûl b. Jallidâsan (m. 580/1184), gobernador de Sevilla y su región e
intendente del comendador de los creyentes. Este hombre tenía bajo su
responsabilidad un registro de gastos (taqyid al- infâg) donde están consignados
los gastos de plantación y de construcción, y que testimonian, día tras día, el
avance de los trabajos.
Durante este tiempo, los animales de carga del comendador de
los creyentes y sus servidores continuaban con el transporte de piedras, de
ladrillos cocidos, la cal y los árboles frutales y otros árboles. La orden
suprema fue dada igualmente a los Gobernadores de Granada y de Guadix de
encaminar hacia la Buhayra las variedades de Prunus (ijjâs) que los médicos
llaman kumatrâ, (perales), el ciruelo llamado (agbar) ciruelo domestico u ojo
de buey. El peral andaluz llamado al-arza y manzanos. Los cargamentos llegaron
también por tandas sucesivas depositando todas las plantas seleccionadas de los
árboles frutales destinados al trasplante. Fue el visir Abû I Ala Idris y su hijo
Abû Yahyû quienes controlaron el desarrollo las operaciones desde la salida
hasta la puesta del sol.
La vigilancia continua sin descanso hasta que el
trabajo fue culminado y que las murallas fueran elevadas, rodeando las cuatro
esquinas de la Buhayra y protegían de todo lo que le podía producir daños.
A esta descripción de los trabajos de edificación y
plantación de los jardines de la Buhayra. Ibn Sâhib-al-Salât adjunto un texto
detallado relatando la apasionante aventura de la conquista de las aguas. “Disposiciones
tomadas para la traída de aguas destinadas a regar la Buhaira y a alimentar
Sevilla de agua potable, de forma de satisfacer las necesidades tanto de la
clase privilegiada como de las clases populares.
Cuando las construcciones fueron terminadas el comendador de
los creyentes busco el medio de conducir el agua para regar las plantaciones.
Encontró entonces en la vega, fuera de Bâb Qarmúna sobre la ruta que
Lleva a Carmona, los rastros perdidos de un antiguo canal que
había sido recubierto de tierra que llegaba hacerse difícil de reparar.
El ingeniero hidráulico Al-Hâf Ya ´ish después de haber
inspeccionado dichos vestigios, descubrió que se trataba de un antiguo canal
obra de los romanos en el pasado. Este canal servía de alimentación de agua a
Sevilla. Ayudado por hombres de oficio y trabajadores, nuestro ingeniero volvió
a recuperar el trazado del canal y excavarlo hasta que descubrió el antiguo
cauce llamado por los habitantes de Sevilla y sus agentes autoritarios “Ayn al-
Ghappâr.
Pero no le faltó tiempo a Al-Hâj Ya´Ish para darse cuenta de
que no se trataba del verdadero manantial y que lo que las gentes conocían como
tal no era sino el emplazamiento de una brecha que se había producido en el
curso de la antigua canalización, impidiendo al agua seguir su camino. Sabiendo
que la canalización había podido prolongarse rio arriba, continúo
inspeccionando el lugar hasta descubrir el lugar del canal donde se efectuaba el desvió de la canalizacción, que se encontraba
cerca de Qal´at Jâbir (Alcalá de Guadaira). Tomo la medida del nivel de este
emplazamiento y condujo el agua hasta la Al-Buhayra. Encantado de esta proeza,
el comendador de los creyentes ordeno la prolongación de la canalización y la
conducción del agua al interior de la ciudad, de forma que alimentara el
palacio y satisficiera las necesidades de la población en agua potable y hacer
funcionar las instalaciones urbanas.
El trabajo de la traída de aguas se realizó siguiendo las
artes del ingeniero de forma perfecta. Después se dio la orden de construir una
alberca de retención en Hârat Mâyûr (barrio Mayor) de Sevilla. La puesta en
servicio de esta alberca fue realizada el sábado 25 jumâdâ 11 del año 567 e
Hégira (22 de febrero de 1172).
Este día el comendador de los creyentes presidio las fiestas
de la inauguración acompañado de los dignatarios almohades, magistrados (fugaha)
y del cuerpo de elite de la armada. Los tambores fueron batidos para celebrar
este acondicionamiento y expresar la alegría de ver como el agua llenaba esta
alberca de almacenamiento y finalizar así su curso en el interior de Sevilla,
en el barrio Mayor deñl que hemos hablado (traducción de M.E,)
Esta descripción de Ibn Sâhib Salât de la construcción de los
jardines de la Buhayra de Sevilla, además de ser un testimonio privilegiado,
nos introduce en presencia de un verdadero plan de ejecución en varias etapas.
Construcción de edificios sobre unos terrenos privados que fueron objeto de
unos procedimientos modernos de expropiación- indemnización sobre los que el
autor incide muy en particular, da a la operación su carácter legal y la rinda
licita a los ojos de la religión, acondicionamiento de los terrenos contiguos a
los palacios, colecta de plantas, plantación y al fin la búsqueda del agua.
El acto de edificación de los jardines aparece de más en más
como relevante de una acción planificada, hasta concertada, que impresiona por
su magnitud.
A pesar de todo, solo unos meses transcurrieron desde el
inicio de los trabajos de construcción de los jardines de la Buhayra y la fecha
de la puesta a punto del agua para el riego. La rapidez de la ejecución se
explica, de una parte, por la implicación personal del califa en la realización
del proyecto, y, de otra parte, por la intervención del Tesoro para financiar
esta operación.
Además, este texto tiene el mérito de presentarnos todo un “servicio
de jardines “con su administración financiera, sus contratas, arquitectos, y
urbanistas, sus ingenieros hidráulicos y sus cuerpos de oficios especializados.
Hasta el descubrimiento de este texto, no se imaginaba que la creación de
jardines almohades pudiese movilizar tantas competencias técnicas, tanto en
equipamientos y tanto de capitales.
Las administraciones de los jardines de la época almohade
adquieren un nuevo concepto, gracias al testimonio de Ibn Sâhib al Salât.
Competente y jerarquizado, no estaba al abrigo de la corrupción, pero
mecanismos destinados a sanear le permitieron salvaguardar su eficacia.
Bajo la autoridad del príncipe intervenían para las
cuestiones de orden político y financiero, el Ministro de Justicia (Abû I-Qâsim
al-Hawfl m. 1192), el Ministro de Cultura Ibn al- Haddâ m. 1204), el Ministro
de Finanzas (Ibn Jallidâsan m.1185) y los gobernadores. Por otra parte, los
servicios técnicos como arquitectos, urbanistas, ingenieros hidráulicos y otros
cuerpos de oficios.
Hemos reseñado el gigantismo de la obra que dio como
resultado el nacimiento de los Jardines de la Buhayra. Además de su montaje
técnico, esta empresa necesito de un financiamiento complejo que solo el Tesoro
público podía soportar. En el corazón de este dispositivo se encontraba un
personaje que jugaba el papel de ministro de Finanzas, pero, que tenía en
realidad, un poder más extendido, Es a este personaje a quien los soberanos
almohades tenían la costumbre de confiar los bienes del Estado y la
financiación de la empresa de construcción de los jardines.
Cuando el califa Abû Ya-qûb decidió construir el complejo de
la Buhayra, le toco inaugurar su acción en una gran operación de magnificencia
destinada a sanear los mecanismos de su administración económica y de finanzas.
El personaje no era otro que Ibn al- Mu´alliin , que tuvo la responsabilidad de
esta administración después de la época de Abd al Mu-min y la zona de influencia de extendía no solo
en Sevilla, sino sobre todo el territorio de Al Ándalus .No se conocen todos
los quehaceres de esta gestión, pero el texto de Ibn Sähib al-Salât
deja a entender que se trató de un escándalo financiero relacionado con
la construcción de los palacios de Abû Hafs, hermano del sultanes alto
funcionario en cuestión, quien había desviado fondos, fue encarcelado en Córdoba.
Después de una comisión de investigación que duro tres años, este fue ejecutado
en 1178.
Los jardines de la Buhayra de Sevilla habrían podido, como
los de Agdâl de Marrakech, vivir cientos de años. Pero el curso de la historia
decidió de otro modo, Estas creaciones, hechas para celebrar la naturaleza, no
resistieron la caída de Sevilla y los disturbios de la Reconquista.
Desde entonces la Buhara siguió el mismo curso que el resto
de la historia. Sus jardines se agostaron y sus árboles fueron cayendo uno a
uno, como cayeron los pueblos y ciudades de Andalucía sometidos al dominio
marroquí.
Para cuando San Fernando llego a Sevilla en 1248, palacios y
jardines eran ya una ruina.
Triste historia de unos jardines que murieron antes de
florecer.
El conjunto edificado alberga hoy el pabellón neo mudéjar de
María de los Ángeles, las ruinas del antiguo palacio de la Buhaira, la alberca,
la puerta de San Agustín, la calle Nueva, la portada de las Almenas, la portada
de Tejaroz y la basílica-
En el siglo XVI en este lugar, que paso a llamarse “Huerta
del Rey “volvieron a plantarse árboles y flores, esta vez con mayor fortuna.
Tras haber sido propiedad del rey moro de Niebla a quien se le dio como regalo
en 1248, estuvo pasando de unas manos a otras, por diferentes compras y ventas
De la familia Burgos a don Álvaro de Luna y de este a Monsalve.
Y de los Monsalve a
los Ribera. Y en sus jardines los Ribera reúnen en amables tertulias a los
mejores ingenios de España. Allí se encuentran Lope de Vega y Cervantes, Rioja
y Juan de Aguijo.
Posteriormente la finca inicia un periodo de decadencia y, a
finales del siglo XIX (1892) se levanta el Pabellón neomudéjar de "María
de los Ángeles", por orden de Mª de los Ángeles Medina Garvey, obra del
arquitecto Aníbal González que es el que hoy preside estos jardines.
La alberca constituye un gran estanque cuadrangular de 43 x
43 metros de lado por 1.70 metros de profundidad, realizado con una fábrica
mixta de ladrillo y tapial. Sus paredes conforman dos tabiques exteriores de
ladrillos separados entre sí 1.85 metros. Y un conglomerante de tapial rojizo
bastante compacto, que rellena el espacio exterior de esta obra, actuaba como
almacenamiento del agua que recibía de los Caños de Carmona para el riego en su
día de los jardines.
A principios del siglo XX los jesuitas, que habían adquirido
una parte de los terrenos de la Buhayra, planearon construir en el entorno un
gran complejo religioso y docente: la Ciudad Escolar del Inmaculado Corazón de
María.
El encargado de hacer el centro educativo fue el arquitecto Antonio Illanes del Río, que terminó construyendo el que ahora se conoce como colegio Portaceli.
La basílica se le encargó en 1928 a Aníbal González. Estaría dedicada a una Virgen María Inmaculada de una iglesia de la calle Quevedo a la que se le atribuían algunos milagros, por lo que se escogió el nombre de basílica de la Inmaculada de los Milagros. Iba a ser un gran templo neogótico de 125 metros de largo por 75 de ancho y con 2 torres de 100 metros de altura. Las obras empezaron y se construyeron los pilares del templo. Sin embargo, el fallecimiento de Aníbal en 1929 y la crisis económica supondrán el fin de esas obras. En el año 2003 se instala un restaurante en la zona de los antiguos pilares, cimentación de lo que iba a serla gran basílica.
Las obras empezaron y se construyeron los pilares del
templo. Sin embargo, el fallecimiento de Aníbal en 1929 y la crisis económica
supondrán el fin de esas obras. En el año 2003 se instala un restaurante en la
zona de los antiguos pilares, cimentación de lo que iba a serla gran basílica.
El Ayuntamiento a través de la Gerencia de Urbanismo en 1999
se rehabilitó la zona, creándose unos amplios jardines urbanos de estilo
musulmán de 35.000 metros cuadrados y el conjunto será declarado Bien de
Interés Cultural.
De la Memoria del proyecto incluyo los siguientes párrafos:
Descripción:
Los orígenes de estos jardines se remontan al reinado de
Al-Mutamid, famoso monarca del reino taifa sevillano, y su nombre proviene de
la laguna que allí se situaba, “al-buhayra”, donde aquél situaría una serie de
huertas de recreo que más adelante y bajo el mandato de Abu YacubYusuf serían
ampliadas con miles de olivos, viñas, frutales y
palmeras. En los siglos siguientes la zona pasaría de esta época de esplendor a
un estado de ruina total y no será reforestado hasta el siglo XVI.
Después de un segundo período de decadencia resurge a finales del siglo XIX, en el que se destruirán los últimos restos del palacio musulmán y se construirá el edificio regionalista existente en su interior. Al igual que ya ocurriera con los jardines del Prado de San Sebastián, el acoso urbanístico durante el siglo pasado fue acuciante, hasta que la decisión de las autoridades locales de recuperar su uso histórico permitió plantear un diseño algo inusual en el entorno de la ciudad. Los jardines quedaron definitivamente inaugurados en 1999, acometiéndose además obras de puesta en valor de los restos islámicos que quedaban.
No obstante, la parcela original, ante la necesidad de apertura de la avenida que lleva su nombre para comunicar dos grandes arterias de comunicación de la ciudad, Eduardo dato y Ramón y Cajal, quedó dividida
en dos, obligando a la separación de los jardines en dos
zonas diferentes entre las cuales pasa la calle de nueva apertura.
Los jardines quedan así dispuestos en dos áreas.
Por un lado, encontramos el Jardín de Palacio, respondiendo a un orden que combina lo orgánico con lo geométrico. La intención de esta área de los jardines es recuperar el carácter histórico inherente al lugar. Para ello y desde la entrada encontramos un eje que, empezando en una pequeña plazoleta con una fuente, nos conduce a través de una avenida enmarcada por dos grandes estanques rectangulares y palmeras datileras (Phoenix dactylifera) -oponiendo como ya lo hace el jardín del Prado de san Sebastián, horizontalidad y verticalidad- hacia el edificio aún conservado. El área también recupera, restaurada, la primitiva alberca islámica en el límite con la avenida de la Buhaira. Hacia ambos lados del eje principal es donde el trazado se hace más orgánico, como si de una huerta se tratara. Planteada de esta forma, esta zona del jardín continúa con la práctica que comenzara la Exposición Universal de 1992: la inclusión del olivo (Olea europaea) como árbol ornamental, aunque aquí rememora el perdido carácter rural de la huerta. Así, el olivar se constituye como uno de los elementos fundamentales de los jardines sirviendo de elemento de continuidad entre las dos áreas. Otros árboles cuyo uso es fundamental en el entendimiento de los jardines es el naranjo (Citrus aurantium), de amplia difusión en la ciudad, y que aquí también se usa como solución de continuidad entre las dos áreas. Otras especies de interés en esta primera área son las higueras (Ficus carica), los limoneros, el mirto, los cipreses (Cupressus sempervirens) y otro árbol de gran extensión en la ciudad, la jacaranda.
Pasamos ahora a la segunda área de los jardines, conocida
como Jardín de la Historia. Aquí se abandona toda concepción orgánica y se
acomete el diseño desde una óptica mucho más geométrica, estableciéndose el
jardín mediante una serie de arriates rectangulares a lo largo de un eje que
abarca toda la longitud del mismo. A un lado y a otro de este eje vamos
encontrando pequeños estanques y pérgolas, dispuestos para ejercer cierto
control bioclimático sobre el área ajardinada. En esta parte del jardín se
plantean las soluciones de continuidad con la otra zona, encontrándonos una
continuación del olivar y, de forma mayoritaria, cuadros casi completos de naranjos.
Escoltando los huertos de olivos y naranjos encontramos robinias (Robinia
pseudoacacia) y buganvillas (Bougainvillea spp.). Por otra parte, los parterres
se inundan de plantas
entre las que podemos contar la mejorana (Origanum majorana),
la lavándula, el tomillo (Thymus vulgaris), la salvia o la menta (Mentha xpiperita)
(la mayoría han desaparecido).
Gracias a estas especies y a otras de floración anual como
las clavellinas o las amapolas de California, las zonas del jardín que limitan
con la avenida adquieren unos colores espectaculares, transformando el jardín
en una auténtica pradera de gran valor cromático, (en principio sembrado con
bloomers de plantas de flor de temporada).
OBJETO Y ALCANCE DEL PROYECTO
El presente Proyecto ha tenido por objeto el
acondicionamiento paisajístico y funcional de los Jardines de la Buhaira. Estos
terrenos donde se han creado unos nuevos jardines que guardan una relación
histórica y que se pretende sean un eje comunicacional transmisor de un pasado
histórico, poco conocido en general para el ciudadano de Sevilla. Ubicados en
la calle Eduardo Dato y separados por una via de doble dirección
Con una mediana central, se constituyen en un importante
rincón histórico dentro de la ciudad de Sevilla. Los Jardines de La BUHAIRA han
sido declarados "BIEN DE INTERES
CULTURAL”. B.I.C.
CRITERIOS GENERALES DE ACTUACION
El principal objetivo de la remodelación es revitalizar uno
de los jardines más degradados de Sevilla. La restauración del jardín se hace
en base a su pasado histórico.
LA PRIMERA BUHAIRA
Tendremos que remontarnos a la BUHAIRA ALMOHADE; se trata de
un pequeño Pabellón ubicado al sur de la gran alberca y dotado de numerosos
elementos que muestran un complejo sistema de riego y de juegos de agua en
relación con la arquitectura. Se hace referencia a las plantaciones existentes
y se habla de "olivos, viñas, frutales exóticos". Antiguamente el
agua venía a Sevilla por un acueducto desde Carmona y, desde éste, se sacó un
ramal para llevar agua a la BUHAIRA.
LA SEGUNDA BUHAIRA
Con motivo de un incendio y del cautiverio de D. Juan en
Granada propiciaron la venta del conjunto a Doña Catalina de Ribera, de forma
que la BUHAIRA permaneció en propiedad de la familia Enriquez de Ribera y de
sus herederos hasta el presente siglo. De ésta época se habla de la Huerta del
Rey, que tenía un hermoso Palacio con un gran estanque y muchos naranjos. En su
tiempo hubo un estanque con peces y barcos de recreación.
LA TERCERA BUHAIRA
Las zonas agrícolas han permanecido en funcionamiento como
tales hasta el presente siglo, pero no así las edificaciones, ya que éstas
fueron sustituidas por un nuevo pabellón de recreo sobre las ruinas de la
segunda edificación. Se trata de un pabellón NEONAZARI que se denomina
"María de los Ángeles", formado a su vez por un mínimo de dos etapas
cronológicamente diferenciables. La función original de la BUHAIRA fue la
recreativa, dentro de una especie de ocio agrícola que era muy del gusto de las
dinastías islámicas. En diversos lugares del jardín pueden acentuarse los
matices de jardinería que significarían una componente estética y lúdica,
mediante la introducción de pérgolas y glorietas con surtidores de agua y
bancos.
LA ESTRUCTURA DEL JARDIN
La estructura interna y los elementos que componen los
Jardines de la BUHAIRA son los siguientes:
- Santa María de los Ángeles
- Ruinas del antiguo Palacio de la Buhaira
- Alberca
- Puerta de San Agustín
- Calle Nueva
CLAVES PARA LA ORDENACION DEL RECINTO
Los Jardines de la Buhaira no lo constituyen el recinto en
sí, sino un amplio entorno compuesto por calles, viales, edificios, etc…
Se quiere:
- Revalorizar el entorno.
- Resolver las conexiones con los jardines separados por la
actual calle Nueva.
- Integrar el jardín en la zona, el parque no debe resultar
de la composición de" dos oasis ", unidos por la calle Nueva, sino
que debe ser un ente único.
- Revalorizar los recintos que componen los jardines. Se
pretende dotar de mayor protagonismo a todos y a cada uno de los rincones que
forman éste espacio. Es imprescindible un cuidadoso diseño de las distintas
áreas para conseguir el justo protagonismo de todos y cada uno de los elementos
que componen el Parque.
- Dotar al Jardín de mayor intimidad. El radio de influencia
de la agresión de los viales perimetrales, no debe llegar al corazón del
jardín. Esto se consigue mediante barreras vegetales.
PAISAJISMO Y ORDENACION
Los Jardines de la Buhaira se componen de dos jardines:
- Jardín del Palacio.
- Jardín de la Historia.
-El Jardín del
Palacio
Comprende la zona ajardinada donde se encuentran ubicados las
ruinas arqueológicas, el edificio, la Alberca (Buhaira) y la Portada de
Tejeroz. El Jardín de Palacio es un jardín paisajista con un marcado carácter
histórico. Entrando por la puerta principal que da a la calle Eduardo Dato, nos
encontramos una pequeña plaza donde encontramos una reconstrucción de la
Portada de Tejeroz, que se constituye en un eje principal de los jardines. Esta
Portada da acceso a una avenida flanqueada por palmeras datileras y láminas de
agua que conducen al edificio principal. Hay dos puntos básicos en el Jardín:
uno, en torno al ejemplar de Jacaranda, que
genera sin duda un punto de atención y otro el formado por el
conjunto de Albizias que genera una importante zona de sombra.
El cerramiento principal está plantado con una alineación de
palmeras datileras, acompañado por un huerto de Higueras y Olivos. En esta zona
del Jardín se han recuperado todos los árboles existentes mediante trasplante.
En torno a la fachada principal del edificio se han trasplantado los naranjos
existentes. Detrás de la Alberca y del Pabellón tenemos una huerta de hortícolas.
El muro situado al este va plantado con plantas trepadoras que formarán un gran
muro verde.
El Jardín de la Historia
Iniciando el paseo por la parte norte, nos encontraremos el
cerramiento principal con una alineación de palmeras datileras. Un ejemplar de
Brachychiton constituye un punto de atención en esta zona. El Muro histórico
está rodeado por una lámina de agua donde hay plantas acuáticas. Un parterre
que rodea la lámina de agua está formado por una colección de plantas
aromáticas. Todos estos elementos están incorporados en lo que llamamos el
Jardín Secreto, que está flanqueado por un Muro Vegetal que lo separa del resto
del Jardín Histórico. El Jardín de la Historia está marcado por un eje
principal, norte-sur, dividido en 8 huertos de Naranjos y huertos de Limoneros
de forma rectangular.
En el eje principal, siguiendo la dirección norte-sur,
encontramos una primera plaza que se constituye en un punto de encuentro y que,
mediante un Muro Vegetal, da paso al Jardín Secreto, formado por el Muro
Histórico. En una segunda plaza encontramos dos murales de cerámica de 5 m de
largo por 2 m de ancho, dedicados uno al Mundo Islámico y su expansión y otro
formado por cuatro mapas correspondientes a los cuatro períodos del
establecimiento de los árabes en España. En el eje este-oeste encontramos un
paseo de palmeras datileras.
En la siguiente plaza encontramos una fuente enmarcada en el
símbolo de la cruz islámica de ocho puntas y que en su eje este-oeste tiene dos
láminas de agua enmarcadas en una doble alineación de palmeras. En la siguiente
plaza se dedican cuatro hitos a la cultura, la poesía, las ciencias y citas del
Corán. Aquí se inicia una gran zona de sombra, generada por una pérgola. En el
eje este-oeste hay dos láminas de agua con dos alineaciones de palmeras. A
ambos lados del eje principal del Jardín se enmarca una alineación de Olivos
centenarios. En la parte sur nos encontramos un templete de madera que tiene la
función de permitir a los grupos de escolares que visiten el jardín reunirse a
la sombra, junto a su profesor, para explicar aspectos culturales de interés
para la formación de los alumnos en relación con la visita. El Templete en
forma de Jaima está flanqueado por un parterre, compuesto por una gran colección
de rosas de gran belleza y olor. La calle Nueva, que separa físicamente las dos
zonas del Jardín, está formada por una jardinera corrida
plantada con planta tapizante de gran belleza y color.
(Desconocemos porque no se cita en la Memoria del proyecto el magnífico paseo de sombra que forman las Morus alba kagayamae “Fruitless “. -moreras sin fruto).
El cerramiento perimetral del Jardín que da a la avenida está
plantado de Jacarandas y una masa arbustiva formada por arbustos tipo
Pyracantha que cumplen la función de cerramiento vegetal. El otro cerramiento
situado al oeste está formado por un Muro, que lleva una serie de ventanas que
dan a la calle. Un parterre que recorre el Muro de norte a sur está formado por
un conjunto de pequeñas eras de plantas aromáticas y medicinales intercaladas a
todo lo largo del parterre. Las huertas de naranjos y limoneros son visitables
a través de unos pequeños caminos.
En el año 2015 la Gerencia de Urbanismo desarrollo los
trabajos específicos de consolidación y restauración de la muralla, así como de
las dos portadas -la coronada con almenas y la del tejaroz- que lo integran.
En este sentido, el muro de ladrillos, fuertemente deteriorado, ha sido sometido a un proceso integral de saneamiento y recuperación que incluye, entre otras medidas, la limpieza de toda la superficie, la restauración de cornisas y molduras, la reposición de las piezas cerámicas de los alfeizares, la restauración de la puerta que cierra el hueco en la Portada de las Almenas y, la recuperación del panel cerámico, situado en el muro de cerramiento de la calle Párroco José Álvarez Allende que recuerda la presencia de Cervantes en Sevilla y el entorno en el que se desarrolla la novela Rinconete y Cortadillo, se puede leer:
“EL PRINCIPE DE LOS INGENIOS ESPAÑOLES MIGUEL DE CERVANTES SAAVEDRA MENCIONA EL CAMPO DE LA HUERTA DEL REY, EN ESTE LUGAR, IMAGINANDO, COMO OCURRIDOS EN ÉL, PEREGRINOS EPISODIOS DE LA NOVELA EJEMPLAR RINCONETE Y CORTADILLO”.
. Hay tanta historia de la Sevilla extramuros como en la
Sevilla intramuros y para colmo esta alberca que estaba a las afueras de las
Sevilla almohade hoy está en el centro geográfico de la Sevilla del siglo XXI.
La Buhaira es un barrio de Sevilla perteneciente al distrito
Nervión. Destaca por poseer un jardín neo mudéjar de 35.000 m2 sobre los restos
de un antiguo palacio almohade y por conservar los pilares del proyecto de una basílica.
Está situado entre el barrio de Nervión y el centro
histórico. Es colindante con el barrio de San Bernardo y con la barriada de la
Huerta del Pilar. Las viviendas de la zona están en bloques con bajos que
albergan negocios relacionados con la hostelería, junto al jardín se ha
edificado un hotel.
Es la zona verde de
mayor extensión en el barrio de Nervión hasta ahora muy deficitario en zonas
verdes.
Esta es la pequeña historia de un jardín monumental de la
época almohade de Sevilla.
Maravillosa la documentación de estos Jardines, gracias querido maestro Dios guarde muchos años para deleitar nuestro conocimiento, un saludo cordial
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