HISTORIAS EN VERDE.
LOS ARBOLES EN LA CIUDAD
9ª REFLEXIÓN
Parque Amate |
La forma de las hojas es de vital importancia para identificar un
árbol, pero sólo lo es cuando conocemos el género. Sin embargo, la hoja es
capaz de ofrecernos una gran información. Algunas hojas son dentadas, otras no.
Algunas tienen pelos en el haz y en el envés. En otras, los pelos sólo se
encuentran en el haz, mientras otras disponen de pocos manojos a lo largo de la
hoja. Estos manojos de pelos pueden ser de diferentes colores, rojizos en
algunas especies, grisáceos en otras. Si todas estas mínimas diferencias son
tenidas en cuenta y comprobadas en variadas descripciones, es probable que las
especies puedan ser identificadas sin mayores problemas. Una lupa puede sernos
de gran ayuda para observar las diferentes clases de pelos en las distintas
partes de la hoja.
Sin embargo, puedes preguntarte que esto es muy fácil con un árbol que
es fácilmente reconocible o bien conocido, pero ¿qué ocurre si el árbol no es
fácilmente identificable? ¿Cómo podemos identificar este árbol? La respuesta
honesta es que esto no es particularmente fácil. Si el árbol está cultivado en
un jardín privado podemos preguntar al propietario. Si crece en la naturaleza
tenemos pocas posibilidades y debemos de consultar una guía fiable o el
Departamento de Botánica de la Universidad. Sin embargo, las hojas son capaces
de ofrecernos a menudo mucha información y pistas. Pueden ser muy finas o
coriáceas. Y si el árbol puede ser observado en invierno sabremos si es de
hojas persistentes o caducas. Frecuentemente en verano usted puede ser capaz de
precisar si el árbol es persistente- en climas templados todos los persistentes
generalmente tienen hojas algo gruesas- sin embargo, esto no es garantía
suficiente para clasificarlo como persistente.
Toda identificación es básicamente una busca de posibilidades hasta
que sólo una respuesta permanezca. Otra cuestión que podemos hacernos es si la
madera del tronco tiene espinas. Si es así, las posibilidades son reducidas
considerablemente.
La siguiente pregunta será si los crecimientos nuevos son lisos o pelosos. ¿Tienen algún color particular? ¿Es posible avizar signos de floración? ¿Tienen amentos o tienen pétalos? ¿Hay algún signo de fructificación? Si los hay, ¿A qué se parecen? ¿Es el tronco liso o áspero? Si es áspero, ¿puedes por su parecido incluirlo en algún patrón particular? Algunas veces el olor puede ayudar ¿Tienen las hojas algún aroma especial? El color de las hojas puede ser también una ayuda. ¿Son verdes brillantes ó medio o verde oscuro? Estas son preguntas relevantes cuanto intentamos identificar un árbol. Algunas hojas tienen colores brillantes en otoño, mientras otras no. Si observamos el árbol en otoño puede proporcionarnos alguna ayuda, en otoño también es frecuente poder observar el tipo de frutos que produce, por ejemplo, en algunas partes de Europa donde la tierra es muy yesosa puede verse un árbol pequeño con hojas parecidas a las del sauce. Sin embargo, una detenida inspección nos muestra que las hojas son opuestas, mientras en el sauce está primero en un lado y en el otro lado del tallo. El árbol, entonces, no es un sauce. Prueba de ello es que la madera es lisa, mientras en la mayoría de los sauces tienen el tronco fisurado. Si pueden ser observadas las flores, éstas son pequeñas y verdes, pero muy discretas. Una vez el fruto es reconocible, salimos de dudas. La inconfundible forma de los frutos del árbol (Euonymus europaeus) es capaz de ser identificado, a menudo antes que los frutos maduren en otoño y muestren sus frutos rosados con semillas naranja en el interior.
Espinas de una Acacia negra en el Parque de María Luisa |
La siguiente pregunta será si los crecimientos nuevos son lisos o pelosos. ¿Tienen algún color particular? ¿Es posible avizar signos de floración? ¿Tienen amentos o tienen pétalos? ¿Hay algún signo de fructificación? Si los hay, ¿A qué se parecen? ¿Es el tronco liso o áspero? Si es áspero, ¿puedes por su parecido incluirlo en algún patrón particular? Algunas veces el olor puede ayudar ¿Tienen las hojas algún aroma especial? El color de las hojas puede ser también una ayuda. ¿Son verdes brillantes ó medio o verde oscuro? Estas son preguntas relevantes cuanto intentamos identificar un árbol. Algunas hojas tienen colores brillantes en otoño, mientras otras no. Si observamos el árbol en otoño puede proporcionarnos alguna ayuda, en otoño también es frecuente poder observar el tipo de frutos que produce, por ejemplo, en algunas partes de Europa donde la tierra es muy yesosa puede verse un árbol pequeño con hojas parecidas a las del sauce. Sin embargo, una detenida inspección nos muestra que las hojas son opuestas, mientras en el sauce está primero en un lado y en el otro lado del tallo. El árbol, entonces, no es un sauce. Prueba de ello es que la madera es lisa, mientras en la mayoría de los sauces tienen el tronco fisurado. Si pueden ser observadas las flores, éstas son pequeñas y verdes, pero muy discretas. Una vez el fruto es reconocible, salimos de dudas. La inconfundible forma de los frutos del árbol (Euonymus europaeus) es capaz de ser identificado, a menudo antes que los frutos maduren en otoño y muestren sus frutos rosados con semillas naranja en el interior.
El (Euonymus europaeus)
crece en terrenos yesosos y a menudo su hábitat da una fuerte pista para
averiguar el nombre del árbol. Pocos árboles viven en marismas o terrenos pantanosos
y los árboles que viven en estos terrenos probablemente serán sauces, alisos o
tarajes.
Si el suelo es muy pobre y la otra vegetación es principalmente brezo,
los abedules pueden estar presentes. Pueden parecer la más atractiva (Bétula
péndula) pero el tronco es marrón o gris, no blanco como la (Betula
alba)
Los grandes árboles en el paisaje andaluz son frecuentemente Quercus
más que otros árboles, aunque esto no es general. El Quercus tiene una corteza
lisa y gris y no hay otros árboles a su alrededor, tienen así mismo el verde
brillante de sus nuevas hojas. Si las hojas son más o menos en forma de
corazón, es probable que sean unos chopos. Los álamos blancos (Populus alba) tienen hojas blancas al
envés, un fenómeno que no encontramos en los tilos autóctonos, sólo en algunos
cultivados en jardines privados.
La silueta de los olmos y los chopos son completamente diferentes. Los
chopos llevan amentos masculinos y femeninos a principios de primavera. Hay una
serie de árboles que pueden ser identificados en invierno por sus yemas
invernales. Los más distinguidos son los grandes, brotes marrón oscuro del
Castaño de Indias (Aesculus hippocastanum). Sin embargo, si usted está observando
plantas en un jardín puede confundirse. Existe el (Sorbus sargentiniana) que
en invierno tiene yemas muy parecidas a las del Castaño de Indias. Una vez que
las hojas han emergido, es fácil de distinguirlo, pero en invierno las yemas
son muy parecidas.
LAS SILUETA INVERNAL DE LOS ÁRBOLES. -
La silueta de los árboles de hoja caduca en invierno es
suficientemente característica para hacer posible a las personas expertas la
identificación de los árboles, conocer su nombre y el género del árbol, pero es
casi imposible distinguirlos por descripciones escritas. Como ejemplo, las descripciones
de dos árboles muy conocidos que aparecen frecuentemente en guías de árboles:
1º gran árbol de 30 m. con copa ancha y densa corona, 2º gran árbol de 30 m.
con ancha corona. Parece que ambas siluetas sean similares, pero no es así. La
primera es la descripción de una encina y la segunda de un roble, sin embargo,
pueden ser reconocidos a distancia, a pesar de que la descripción escrita sea
idéntica.
LA IDENTIFICACION DE ÁRBOLES EN INVIERNO. -
A menudo es posible identificar el género de un árbol en invierno; sin
embargo, la especie puede ser más difícil. La evidencia más importante es su
forma de yemas de reposo- largas y delgadas en las encinas y redondeadas en el
roble. Frecuentemente el color de los crecimientos del último año puede ayudarnos,
así como los nuevos brotes. Estos son algunas veces vellosos, con pelos de un
color particular y en otras ocasiones glabros (sin pelos). Son diferentes en el
color de la madera vieja.
IDENTIFICANDO POR FAMILIAS. -
Debemos procurar memorizar las más importantes familias a través de
guías especializadas, una vez memorizadas estas la identificación es más fácil.
Aunque en principio nos parezca difícil conseguirlo.
ANATOMIA DE UN ÁRBOL
COMO SE DESARROLLA
Un árbol está formado de muchas partes y cada una de ellas tiene un
papel específico. Las raíces anclan el árbol al suelo y absorben los nutrientes
que, a través del tronco y ramas transportan a las hojas. Las hojas utilizan
los rayos del sol y los nutrientes para elaborar sustancias de crecimiento que son
distribuidas por todo el árbol. Finalmente, el árbol produce semillas con las
que perpetúa la especie.
Lo que distingue al árbol de otras plantas es su estructura leñosa que
se yergue sobre el suelo, cada año va construyendo una estructura cada vez más
alta para colgar sus hojas, flores y frutos. Cada año el árbol nos ofrece
nuevas ramas, a través de sus yemas, que a la vez terminan formando nuevas
yemas. Cada una de ellas contiene en miniatura un nuevo brote del árbol, tanto
si es de pequeñas ramas como de flores u hojas.
La yema más alejada de las raíces, la yema terminal, es la que nos
ofrece su carácter dominante, ejerciéndola a través de sus hormonas, auxinas,
que distribuye a las yemas subyacentes.
Si se elimina la yema terminal, la de crecimiento, la yema inmediata
inferior es la que se hace cargo de la fabricación de las auxinas. Nace una
nueva yema terminal. Su meta final es formar una cubierta que le proporcionará
una exposición máxima a la luz. En un bosque toda luz proviene de lo alto, las
ramas laterales languidecen y mueren bajo la competencia de los demás árboles.
Pero en campo abierto, el árbol construye su copa según su esquema
característico.
Uno de los problemas que complican la formación del ramaje son las
influencias externas que obligan al árbol a crecer en unas determinadas
condiciones, entre ellas la luz y el viento son las más importantes.
La estructura leñosa es permanente, sin embargo, sus órganos
temporales que la cubren, las hojas, las flores y los frutos tienen la misma función
que en las demás plantas. La misión de la hoja es captar los alimentos, los
glúcidos, que una vez cubiertas sus necesidades transportarlas al resto del
árbol. Las hojas obtienen sus substancias nutritivas tanto del aire como del
suelo. Del aire mediante la fotosíntesis, gracias a la acción de la clorofila,
produciendo una reacción entre el hidrógeno (procedente del agua) y del carbono
y el oxígeno (procedentes del anhídrido carbónico del aire). El carbono es el
elemento esencial del árbol; a partir de él puede fabricar el almidón y los
azúcares que necesita. Las hojas son efectivas para evaporar agua ya que el
intercambio que en ellas se produce es superior a sus necesidades
fotosintéticas e impulsa la circulación de la savia por todo el árbol. Esta agua
que libera la bombean las ramitas de las ramas y de las raíces, y por tanto el
suelo que las circunda. Al mismo tiempo, bombean las sales minerales nutritivas
en disolución procedentes del suelo.
Las hojas tienen una vida corta en árboles caducos, seis o siete
meses. El color de las hojas varía según las especies, el pigmento rojo que
enmascara la clorofila les da otros tintes, algunas veces rojo, otros amarillos
o dorados. La última función de las hojas es la más importante, convierten
antes de su muerte, el almidón que posee azúcares, que el árbol almacena en
otros órganos como reserva de alimentos.
Las flores son los órganos sexuales de las plantas. La clasificación y
nomenclatura de las plantas se basa fundamentalmente en la forma de sus flores.
Sin embargo, existen impedimentos para que las flores no puedan autofecundarse.
El polen madura en distinta época que el óvulo, que el polen sea incompatible
con sus óvulos o que una vez autofecundada, caiga del árbol antes que haya
podido convertirse en fruto.
A través del aire que arrastra los granos de polen y los esparce en el
árbol, éste se poliniza, así ocurre en los bosques, sin necesidad de flores
vistosas que atraigan a los insectos para que realicen esta labor de
esparcimiento. La mayoría de los árboles ornamentales poseen los dos sexos en
cada flor, hay excepciones.
Las flores permiten a los horticultores combinar características de
las plantas y conseguir híbridos en especies genéticamente muy cercanas.
El fruto de un árbol es la parte femenina de la flor, el ovario con el
óvulo en su interior, fecundado adquiere su madurez. El óvulo se convierte en
semilla y el ovario en pericarpio.
El fruto tiene por objeto: poner la máxima distancia posible entre él
y el árbol del que se ha desprendido. Los árboles tienen disposiciones muy
ingeniosas para lograr estos efectos y en ello colaboran los pájaros, los
animales y los elementos.
Casi todos los frutos sirven de alimento a los animales.
Durante el invierno permanecen en reposo en el árbol o en el suelo y
germinan cuando las condiciones les son favorables en la primavera siguiente.
En una semilla madura se encuentran los primordios de una pequeña
raíz, un brote delgado, con uno o dos cotiledones.
El corazón del árbol esta muerto.
Toda la vida del árbol está concentrada en una banda de células no más
gruesa que una película, que separa la corteza de la madera. Allí aparece el
cambium, el único que tiene poder para formar nueva madera. Si se destruye
alrededor de un tronco el árbol muere.
El cambium fabrica simultáneamente tres tipos de nuevas células. Añade
"floema" para que la corteza aumente su perímetro. Deposita nuevas
células leñosas en su cara interior que engrosa el árbol.
Por esta fina banda formada por la corteza es por donde funciona todo
el sistema circulatorio del árbol. La savia asciende por el leño nuevo y
desciende por el líber. Se desconoce el mecanismo que utilizan para transportar
la columna de agua que les nutre.
Lo que sí se conoce es que cuando hacen fríos fuertes el agua interior
se hiela y el árbol se seca, o que en el caso de los olmos y otros árboles que
cuando se bloquean las células leñosas que transportan la savia por ataques de
patógenos, los árboles mueren.
Cada año el árbol desarrolla un nuevo anillo funcional leñoso. Constituyendo
la columna vertebral, la albura y el duramen. Cada anillo es un fiel registro
de un año de la historia del árbol. Cada anillo leñoso es distinto según sus
condicionantes de desarrollo, con estos anillos podemos datar los años de los
árboles (Dendrocronología) que actúan como órganos de reserva de alimento y
generalmente como hojas primordiales de la nueva planta.
Los árboles con dos o más cotiledones producen la madera en círculos
concéntricos, es el esquema clásico de los árboles. Los árboles que sólo tienen
uno producen haces de fascículos fibrosos que crecen en longitud, pero no en
grosor. Un ejemplo de "monocotiledónea" es la palmera.
La historia del desarrollo de los árboles empieza con la semilla y su
germinación.
GERMINACION Y DESARROLLO. -
Todos los árboles inician su vida desde una semilla, el tamaño de la
misma no guarda relación con el futuro desarrollo del árbol. La enorme semilla
del Coco de mar (Lodoicea maldivica) de 45 cm. de largo y 30 kilos de peso, no
nos ofrece una palmera de grandes dimensiones, mientras la semilla de un
eucalipto, muy pequeña, nos ofrece árboles de 40-50 m. de altura. La mayoría de
las semillas de los árboles son parecidas a las de las plantas herbáceas, con
algunas excepciones, en varias nueces.
Lodoicea maldivica - fruto |
Si la semilla cae en buen suelo y posee una temperatura y humedad
correcta, germinará. Generalmente un retoño llamado radícula emerge de la
semilla y ancla la planta al suelo, mientras un tallo empuja la semilla sobre
el suelo. La cáscara de la semilla cae y dos hojas emergen. En plantas como el
castaño y el roble, los cotiledones de las semillas no aparecen arriba, pero
permanecen en el suelo. Las plantas se inician emitiéndonos las raíces, cuyas
puntas están cubiertas con finos pelos para absorber los elementos necesarios
del suelo. Al mismo tiempo, los cotiledones utilizan la luz solar para tomar
dióxido de carbono del aire, convertir el carbono en azúcares y relanzar el
oxígeno no deseado a la atmósfera. Las raíces alimentan a las hojas y las hojas
alimentan las raíces: es un proceso en dos caminos.
Una vez que hayan adquirido suficientes nutrientes, un nuevo brote
inicia su crecimiento entre los cotiledones y normalmente aparecen las hojas
que ya tienen parecido con las de la planta adulta, aunque más pequeñas.
Las coníferas se comportan del mismo modo, excepto que aparecen con
cotiledones y las primeras hojas son más numerosas con parecido a las de un
árbol adulto. Sin embargo, hay algunas excepciones. Un número de coníferas como
los Juniperus
y los Chamaecyparis, producen hojas como agujas (acículas) durante
muchos años, pero cuando son lo suficientemente largas, empiezan a desarrollar
hojas parecidas a escamas asentadas en las ramas. Al final de primer año de
crecimiento no resta más que un sólo brote o un pequeño grupo de los mismos,
bien protegidos del invierno adquieren un color marrón o negro. En el caso de
los cipreses y eucaliptos, las yemas no son visibles. Cuando se restablece la
vegetación, en primavera, los nuevos crecimientos se alargan empujando las
yemas y produciendo muchos más crecimientos y hojas.
Al mismo tiempo, las raíces se extienden por fuera y por dentro. Cada
parte del árbol puede producir hojas, absorber nutrientes, pero son sólo los
pelos situados al final de las raíces, las que absorben los nutrientes, por
ello las raíces, en busca de nutrientes, tienen que recorrer mayor distancia
que las partes aéreas del árbol. Las hojas requieren aire y sol, las raíces
sólo pueden absorber los minerales del suelo inmediatamente alrededor del árbol,
por esto tienen que buscar más y más lejos cada año. En los años sucesivos la
rama principal continúa alargándose y se convierte en tronco. También
desarrolla ramas laterales, y éstas en su alrededor, producen vástagos de la
propia planta.
El árbol tiene que combinar la rigidez con la flexibilidad al anclarse
en el suelo para defenderse de los vientos y fuerzas naturales, para no
romperse. Para ello, dispone de madera evolucionada con la que combina su
rigidez y su flexibilidad de tal manera que ningún material humano ha sido
capaz de imitar eficientemente.
El grueso de la madera del tronco y ramas principales crecen
extremadamente fuertes para resistir grandes fuerzas, mientras la madera más
delgada de las ramitas y ramas secundarias son flexibles, por ello pueden
doblarse o inclinarse ante vientos huracanados. Las ramas incapaces pueden
romperse ante vientos fuertes, desgajarse del árbol o el árbol entero puede ser
arrancado de raíz por las ráfagas de viento.
LAS RAICES. -
Las raíces tienen dos funciones básicas: asegurar el árbol firmemente
en el suelo y extraer los nutrientes minerales presentes en el mismo.
Estos minerales tienen que disolverse en agua para que la planta los
utilice, por ello son necesarias la humedad y las bacterias en el suelo. Además
de la humedad que requieren en el suelo para disolver los minerales, también
necesitan aire. Normalmente hay bastante aire en el suelo para suplir sus
necesidades, pero este desaparece si el suelo es inundado, encharcado o
compactado, y en ambos casos se hace difícil que las raíces profundas
desciendan. Cuando las raíces penetran en el suelo, van abriendo suficientes
espacios para que penetre el aire y para seguir profundizando. Así pues,
árboles y otras plantas con raíces profundas pueden mejorar la calidad del
suelo aireando las partes que normalmente les falta este ingrediente esencial.
LAS RAICES Y EL SUELO
Raices de un Ficus benjamina en Parque de María Luisa |
La parte superior de un árbol obedece a unas reglas, sin embargo no
podemos decir lo mismo de las raíces, que son más oportunistas y se dirigen
hacia donde encuentran las mejores sustancias nutritivas.
Se conocen muchas menos cosas de las raíces.
Las raíces en los árboles tienen una triple tarea. Anclar el árbol en
el suelo, suministrar el agua que necesitan y aportar los elementos nutritivos.
La primera raíz que sale de un árbol es una raíz pivotante dirigida
según la acción de la gravedad hacia el suelo. Esta destinada a obtener lo más
rápido posible alimentos, posteriormente explotan capas inferiores del suelo.
La mayoría de las raíces se encuentran en la capa superior del suelo, a unos
20-30 centímetros. Las raíces crecen hacia donde les es más fácil. Les gusta
tener el pié dentro del agua cuando acceden a capas freáticas, pero también
necesitan oxígeno, si permanecen sumergidas durante un tiempo se asfixian,
salvo algunas excepciones.
El crecimiento de las raíces es casi continuo, sólo se interrumpe
durante las épocas frías. Sólo las nuevas raíces que están en fase de
desarrollo funcionan activamente para la obtención de sustancias nutritivas.
Muchas raíces poseen como aliados los hongos y los microrrizas con los
que forman asociaciones características de cada especie de árbol. Los hongos
son buenos intermediarios. Las raíces les proporcionan azúcares, los hongos
sustancias minerales procedentes del suelo. La razón por la que los suelos
alcalinos son muy perjudiciales para la mayoría de los árboles es porque éstos
matan a estos socios indispensables.
En jardines pequeños la presencia de grandes árboles dificulta el
crecimiento de otras plantas con éxito, a menos que estén bien alimentadas. En
la naturaleza muchos de los minerales son devueltos al terreno cuando caen las
hojas, pero en jardines esto es generalmente imposible y sus nutrientes
perdidos. A veces las raíces se alargan más que la corona del árbol,
equilibrándose entre las raíces y el desarrollo del árbol. Si un portainjerto
de manzano enano es injertado con una especie de fruto, el árbol resultante
será más pequeño, por ello muchos árboles pueden ser plantados en áreas de poco
espacio. Estos árboles enanos pueden también producir frutos más tempranos que
los que producen su propio portainjerto o probablemente son injertados en un
portainjerto más vigoroso.
Algunas raíces tienen funciones especializadas, aparte de absorber
nutrientes y agua. Un gran número de árboles, especialmente en los trópicos,
producen raíces contrafuertes en las bases del tronco. Estos aparecen como
fuera del árbol desde el tronco, pero continúan abajo en el suelo y dan al
árbol un soporte adicional para los fuertes vientos. Una modificación de éstas
son las llamadas raíces soporte, en las que la base del tronco está rodeada por
una especie de marco de finas raíces que dan al tronco un soporte adicional.
Los Pandanus son conspicuos con sus raíces soporte, que crecen bastante gruesas
pero nunca forman parte del tronco como los corrientes contrafuertes. Algunas
veces, a pesar de sus soportes el Pandanus puede ser derribado. En estas
circunstancias las raíces soporte se desarrollan a lo largo debajo del tronco caído
y penetran en el suelo. Las raíces soporte son generalmente encontradas en
árboles que crecen en condiciones de humedad en el suelo los (Ficus).
Las raíces necesitan oxígeno- que falta en un suelo encharcado- para
desarrollarse, pero algunas plantas se las han arreglado para adaptarse y
sobrevivir en situaciones desfavorables. En los trópicos, las zonas más
pantanosas están colonizadas por Mangles (Rhizophora mangle). Estas plantas
utilizan las raíces soporte para mantener su equilibrio en el barro y las
raíces aéreas que son ascendentes de las raíces enterradas, emergen a gran
distancia.
El Ciprés calvo (Taxodium
distichum) muy conocido produce
raíces fuera del agua que están llenos con una madera especial esponjosa que en
ocasiones se elevan más de 3 m. del suelo. Los botánicos con su lenguaje las
denominan neumatóforos. Incidentalmente, el Ciprés calvo puede producir
también contrafuertes para su soporte.
En muchos árboles, las raíces se invaden de hongos. Las coníferas son
particularmente dependientes de hongos para ayudar a su crecimiento,
especialmente en sus principios. Generalmente un árbol posee un gran número de
hongos desde donde escoger, también especies particulares de hongos están
asociados ciertas especies de árboles. Esta dependencia mutua de los dos
organismos es llamada simbiosis. Los hongos ayudan a
descomponer los nutrientes que el árbol absorbe y los árboles dan soporte a los
hongos.
LOS TRONCOS Y LAS RAMAS.-
El tronco es la característica esencial del árbol. Tiene dos funciones
fundamentales, el soporte del árbol y la de transportar los minerales desde las
raíces a las hojas y otros minerales desde las hojas a las raíces, mientras el
agua se mueve en dos direcciones. El tronco está rodeado con una piel
protectora conocida como corteza. Algunas veces, como en el alcornoque, esta
corteza es gruesa y se engruesa cada año. El Sequoiadendron giganteum
(Sequoia) también desarrolla una gruesa corteza que la protege del fuego en los
incendios forestales. En otros árboles la corteza es extremadamente fina y debe
ser renovada cada año. Una segunda capa de corteza se forma debajo de la
primera, aquélla se despega y cae. Esto puede ser contemplado en árboles como
el Platanus
x híbrida (Plátano oriental) y en los abedules (Betula vars.) que, al igual
que otros árboles son cultivados por sus ornamentales cortezas.
La corteza parece inerte, pero no es así, contiene respiraderos,
espacios y minerales que son evaluados por el hombre.
Bajo la corteza existen un gran número de células tubulares conocidas
como floema,
debajo de la cual hay una capa de finas células denominadas cambium.
Esta es la que produce el crecimiento de los árboles. Las células está
constantemente divididas, las más cercanas de la corteza forman unas células
adicionales de floema, las que están más en el interior forman el xilema. El
xilema es la parte más dura de la madera, responsable de conducir minerales y
agua desde las raíces a las partes aéreas del árbol. Una capa nueva de xilema
se crea anualmente, su grosor depende de las estaciones y condiciones de vida
del árbol. En árboles viejos las partes del xilema, a menudo conocidas como el
corazón de la madera (médula), cesan de tener ninguna función, sólo la de
sostener el árbol y de actuar como una especie de coraza que rechaza los
minerales no deseados. Por ello el corazón de la madera (médula) tiene colores
diferentes del todavía activo xilema, conocido como albura.
Las mismas características que se encuentran en el tronco se
encuentran también en las ramas principales y, hasta cierto punto, en las
pequeñas ramitas, aunque algunas veces la capa exterior es menos leñosa y de
color diferente de la madera natural. Hay algunos árboles ornamentales como el
sauce (Salix britrensis) y el (Acer
japonés " sensaki"), en los que la madera del año es de color
brillante, pero no dura más que una estación. Los jardineros podan a menudo el
sauce para que produzca brotes coloreados que dan un buen aspecto ornamental en
invierno, pero frecuentemente parece grotesco ya que el tronco continúa desarrollándose
sin ramas grandes ya que son podadas todos los años. La corteza está
frecuentemente separada de las otras partes del árbol. En un tiempo, la
quinina- obtenida de la corteza de la chinchona- fué el único tratamiento
efectivo contra la malaria.
La corteza del roble es el mejor recurso para la obtención de taninos.
La canela proviene de la corteza de una planta de la familia de las lauráceas (Cinnamomum
camphora).
Aunque las ramas principales están compuestas de los mismos materiales
que el tronco, no están formadas fortuitamente, generalmente siguen una forma
regular, que puede sin embargo diferir de un género a otro. Muchas coníferas
producen un grupo de ramas al final del crecimiento anual. Esto es muy aparente
en la Araucaria araucana, pero puede
ser detectado en muchas coníferas que desarrollan un árbol simétrico muy
regular. En las coníferas las ramas bajas se secan cuando con viejas, por lo
que nos pueden ofrecer troncos con copa, principalmente en coníferas que crecen
muy juntas. Los ejemplares que se desarrollan aislados nos ofrecen copas más
densas y bien formadas.
En los árboles de hojas anchas, las ramas están organizadas más o
menos en forma espiral, con un desarrollo similar al de las hojas. Esto asegura
que las hojas perciban la máxima cantidad de luz y no se den sombra unas a
otras. Esta forma es más fácilmente estudiada en las hojas. Si cortamos un
trozo de árbol con hojas y empieza con una hoja, encontramos que cierto número
de hojas fijas están formadas antes que llega la otra en la misma posición,
igual que la que empezó. Durante este intervalo, las hojas pueden haber girado
alrededor de la rama más de una vez y su disposición puede ser representada
como una fracción. Esto sólo sucede después de que algunas hojas estén
contrapuestas a su posición original, y durante el espacio ocupado por estas
hojas la rama es circundada tres veces. El patrón puede ser representado por
7/3.
Esta disposición de las ramas puede ser distorsionada con el tiempo,
algunas son destruidas y otras se secan o caen, pero la forma básica es
constante, aunque no siempre, sólo evidentemente cuando el árbol está en su
madurez.
LAS HOJAS.-
El propósito de las hojas es convertir el dióxido de carbono de la
atmósfera en azúcares, acción que realiza a través de la energía solar. El
método exacto no está todavía completamente comprendido, pero conocemos que el
factor operativo es la clorofila, la materia verde que colorea las hojas. Esta
sólo funciona en las horas del día y a ciertos niveles de luminosidad que varían
de planta a planta. Los árboles, por supuesto, necesitan gran cantidad de luz,
ésta es la razón de su gran desarrollo, superan otras plantas y alcanzan la luz
primero. Las hojas están dispuestas espiralmente para recibir la mayor cantidad
de luz posible y las ramas bajas no están sombreadas por las altas que
configuran la copa. Las ramas bajas, por otra parte, aparecen sin hojas ya que
no existe ningún punto para producirlas y no pueden programar esta función.
Frecuentemente en plantaciones forestales, donde el espacio es limitado, las
ramas bajas no se desarrollan o son sombreadas por los árboles más próximos. En
estas circunstancias, las ramas bajas perecen y aparecen troncos desnudos.
La clorofila realiza un muy complejo papel en la planta. A groso modo,
su función es absorber dióxido de carbono de la atmósfera, combinarlo con el
agua abastecida por las raíces y recombinar estos dos elementos para
desarrollar un hidrocarbonato mientras libera el oxígeno hacia la atmósfera. Lo
mismo que todos los seres animales, las plantas precisan el oxígeno para su
supervivencia, está claro que nuestra deuda hacia las plantas verdes es
fundamental.
Las hojas aparecen con varias formas que han evolucionado a través de
milenios para resolver el problema de captación del máximo de luz. Este es el
factor por el cual existen un vasto número de diferentes formas de hojas. Este
es un problema que necesita respuesta. Que yo sepa, las anchas hojas de los
árboles son básicamente ovales o una combinación de ovalados. Las hojas del Acer
por ejemplo consisten en un número de óvalos al lado de un eje central,
mientras en el Sycamoro (Acer pseudoplatanus) puede que se
presenten, sin embargo, como un grupo de óvalos que están unidos formando una
gran hoja. Las hojas de los espinos majoletos (Crataegus oxyacantha) y
las de los robles están básicamente formadas por un óvalo formando varios
óvalos. Pero aunque el óvalo o en combinaciones es la forma básica de las
hojas, existen excepciones.
En algunos árboles las hojas tienen un periodo de vida de siete u ocho
meses, mientras en otros las hojas persisten más de un año. Las primeras se
denominan caducas y las segundas persistentes. Sin embargo, las hojas de los
árboles persistentes no duran para siempre, algunos árboles las renuevan en los
cambios de estaciones, otras persisten durante más tiempo, pero más pronto o
más tarde ellas caen y se renuevan. La razón por la cual el árbol es caduco o
persistente es principalmente climática. Lugares donde hay mucha nieve o
violentos vientos durante el invierno es probablemente donde existen mayor
número de árboles caducos, ya que el peso de la nieve en las frágiles ramas o
la fuerza de los vientos huracanados dañaría considerablemente los árboles si
estuvieran cargados de hojas.
En los trópicos las variaciones estacionales son pequeñas pero existen
largos períodos de sequía. Porque las plantas transpiran a través de sus hojas
y pierden enorme cantidad de agua, muchos árboles en los trópicos mudan sus
hojas en la época de sequía.
Los que no son responsables de tener hojas son abrigadas con cera, que
produce el mismo árbol para prever la excesiva transpiración. Las coníferas,
sin embargo, son excepciones de la regla en climas fríos, ya que sus hojas
aciculares y el aplomo de las ramas pueden despedir la nieve excesiva sin dañar
el árbol. Sin embargo, una combinación de nieve y vientos - condiciones de
ventisca- pueden ocasionar grandes daños a las coníferas. En la zona
mediterránea muchas plantas, algunos robles por ejemplo, siempre parecen
retener algunas hojas, aunque tiren la mayoría, en el Norte, las tiran todas.
Además del peligro de la nieve y el viento, existe otra razón por la que los
árboles templados son principalmente caducos. Son los días cortos y las bajas
temperaturas. Si el suelo y la atmósfera deviene fría, ni las raíces, ni las
hojas funcionan.
No se mueren, pero marcan periodos de reposo hasta que existen
condiciones para mejorar. Durante el invierno, generalmente hace mucho frío
para que las plantas hagan sus funciones, las heladas y el viento desecan las
hojas. Al no funcionar en este periodo la planta es deshidratada con el frío, y
el tiempo ventoso, es obvio que las plantas eliminan las hojas en estos
periodos difíciles. Aún así, algunas plantas superan estos problemas. Los
acebos (Ilex) pueden vivir en circunstancias frías porque sus hojas son muy
gruesas y coriáceas. Cuando uno se mueve hacia el sur del hemisferio norte, los
inviernos son menos severos y un gran número de árboles persistentes aumenta.
Plantas como los olivos (Olea europaea), los alcornoques (Quercus
suber), etc... sus hojas pueden funcionar todo el año.
Por ello es posible dar razones del por qué algunos árboles son
persistentes y otros caducos, pero no siempre es materia fácil.
Muchos rododendron persistentes proceden de montañas con severas y
frecuentes heladas y ventiscas de nieve. Durante el tiempo frío las hojas se enrollan
rizándose y se marchitan hasta que desaparecen las nieves. Esto parece sugerir
que las plantas originales de los trópicos deben adaptarse cuando cambian de
clima. La naturaleza no siempre nos proporciona respuestas simples.
Cuando las plantas utilizan su propio reloj- que parece estar regulado
por el alargamiento de la oscuridad- anuncian que el otoño se está acercando,
la planta se prepara para desprenderse de las hojas. Esta forma una capa de
células acorchadas en la base del pedúnculo, que efectivamente acordona la hoja
con su tallo desde su ramita principal. Esta capa acorchada es conocida como
capa de "abscisión" y eventualmente aparece gelatinosa en su
superficie en medio de su rama principal y al final del pedúnculo. La
superficie en contacto con la madera principal está cercada con una capa
impermeable, para que no puedan entrar infecciones en la madera cuando las
hojas caen. La hoja, que es atacada por la superficie gelatinosa, está
preparada para caer durante la presencia del viento.
Una vez se ha formado la capa de "abscisión" los nutrientes
no alcanzan la hoja o no se comunican con ella. Esto ocasiona una acumulación
de derroche de productos en la hoja, que pueden manifestarse en rojos
brillantes o amarillos o en tintes otoñales. En este caso, las hojas
envejecidas y las paredes celulares engrosan tan rápido que un verde brillante
debilitado aparece en el avance de la estación. Este es el proceso que
determina cuándo las hojas de las persistentes se mudan y pueden tener lugar en
cualquier estación del año. Esto significa que la valoración que asociamos con
el otoño puede también ser observada durante la primavera y el verano. Un pequeño
árbol, la Stranvaesia, es un claro ejemplo de ello ya que dispone hojas rojas
en su fase de crecimiento.
Aunque las hojas son básicamente verdes, no es poco común que en las
hojas tiernas estén protegidas por "antocianina" que las hace
aparecer rojas o púrpura.
Evidentemente este color rojo sirve para proteger las hojas jóvenes,
todavía sin formar, de daños como las quemaduras del sol.
Algunas veces esta coloración aparece en árboles que generalmente no
la poseen y puede ser hasta permanente. La haya atropurpúrea (Fagus
silvática purpúrea) y el ciruelo japonés (Prunus ceracífera var. pissardii) son probablemente las más
comunes, pero otros árboles con hojas púrpuras son vistos de cuando en cuando.
Otra variación que entusiasma a los jardineros son los árboles con
hojas matizadas de amarillas a doradas. Las hojas doradas son generalmente
menos eficientes ya que los árboles crecen más lentamente que los de hojas
verdes normales y el amarillo sólo está presente durante los primeros días de
la vida de las hojas, siendo reemplazado después por el verde normal. Esta es
una forma del sicamoro (Acer pseudoplatanus
"brillantissimum") en el cual las hojas jóvenes son una
mezcla de varios colores, haciendo el árbol muy atractivo en abril y mayo.
Después de esto, las hojas aparecen con un débil verde y con unas pocas líneas
de amarillo de color malsano.
Una gran proporción de árboles con hojas púrpuras o amarillas pueden
ser reproducidos por semilla, si se auto polinizan, pero no sucede con muchas
especies matizadas. En este caso, las partes de cada hoja carecen de clorofila
y nos muestran dibujos blancos y amarillos. El acer matizado (Acer
negundo variegata) es muy frecuente. También existen chopos matizados,
olmos, durillos y a menudo coníferas. Las hojas varían de formas poco a poco,
generalmente no apreciadas. Investigaciones en América han encontrado hojas en
las cimas de grandes árboles, donde más les azota el viento, que difieren de la
forma y textura de las hojas del propio individuo. Esto es evidente en el acebo
(Ilex
aquifolia) donde frecuentemente las hojas superiores, no muy largas,
tienen espinas que protegen las de debajo, más anchas, para que no sean comidas
por los animales.
Sin embargo, existen diferencias en las formas de las hojas en
prácticamente todos los árboles.
La forma de las hojas puede ser asociada así mismo con su madurez. La
hiedra tiene hojas que son lobuladas hasta que florece. Las hojas entonces se
tornan acorazonadas, no tienen lóbulos y los tallos producen más raíces para
soportarse. El ficus repens (Ficus pumila), una planta popular de
interior, se comporta del mismo modo. Una vez la planta inicia la producción de
hojas maduras, ya puede ser inducida a continuar produciéndolas. En el último
siglo muchos jardineros estaban orgullosos de sus hiedras árbol, que producían
con esquejes de raíz, de hojas acorazonadas que dejaban desarrollar como
arbustos en libre crecimiento. Eran parecidos a árboles en su forma, pero no
muy altos. Esto acontece con los(
Scindapsus aurea) ,ahora Epipremum
aurea.-(Pothos).
Las hojas contienen muchos productos químicos que el árbol absorbe del
suelo y a través de las hojas caídas que se han descompuesto como resultado de
la acción de las bacterias.
Esto es una bendición para el suelo y para las hojas caídas es la
producción natural de humus. Humus es el nombre que toma la tierra negra
formada por la pudrición de la materia vegetal. No es sólo altamente
nutricional, sino que también actúa sobre la mejora física del suelo, haciendo
su cultivo más fácil y permite a las raíces penetrar más fácilmente en los
terrenos poco cultivados. Por medio de la humificación de las hojas caídas, el
suelo bajo los árboles se mantiene fértil y no deviene estéril.
La caída de las hojas está relacionado obviamente con el cambio de estaciones
en climas templados. En estos lugares la caída de las hojas previene las
pérdidas de agua a través de la transpiración y reduce la necesidad de que las
raíces absorban agua cuando el suelo está frío o helado. La pérdida de las
hojas de forma natural es el resultado de la falta de fotosíntesis que también
para las hojas es un proceso vital. Respiración y crecimiento son también
aminorados y todo el árbol entra en un periodo de inactividad esperando el
retorno de un tiempo de más calor.
El comienzo de la caída de las hojas en los árboles de hoja caduca es
el resultado de las bajas temperaturas, la disminución del periodo de luz del
día. De estos factores, quizás la disminución de la duración de la luz solar es
la que más influye en la caída de la hoja.
LAS FLORES
El último propósito de las plantas es producir semillas y así mantener
su continuidad. Para ello primero tiene que producir flores donde están los
órganos reproductivos naturales de la planta: Las floraciones de los árboles
están divididos en dos grupos principales, conocidos como las angiospermas y
las gimnospermas. Gimnosperma significa "semilla desnuda" y refiere a
muchas coníferas cuyas semillas están desprotegidas excepto por escamas de
madera que eventualmente cualquiera abre como en muchas piñas, o simplemente se
hace añicos o pedazos como el Larix. El Ginkgo puede ser la planta gimnosperma
más antigua, junto con las Cycca son auténticos fósiles vivientes. Las semillas
de las angiospermas están cercadas en una cáscara o alguna clase de cápsula y
se caracterizan principalmente por desarrollar dos cotiledones en el embrión.
Los árboles sobreviven largos periodos y generalmente precisan unos
años antes que inicien la producción de flores. El tipo de flor que producen
frecuentemente nos da una pista de los diferentes géneros que existen.
Antecedentes fósiles sugieren que las gimnospermas precedieron a las
angiospermas y son consideradas más primitivas. Desde entonces están muy
extendidas, parece que siendo primitivas no han tenido considerable éxito en su
expansión.
Las flores de las gimnospermas masculinas y femeninas se forman
separadamente, generalmente en el mismo árbol. Las flores masculinas, en los
pinos y abetos, tienen la proyección parecida a amentos disponiendo de masas de
polen, mientras que las femeninas son pequeños conos en miniatura que nacen más
lejos en las ramas. Desde entonces las coníferas han estado lejos de los
insectos y dependen del viento para su fecundación, lo que supone transferir el
polen masculino dentro de los órganos femeninos.
En las plantas de flor, una vez esto ocurre, el polen inicia su
desarrollo y eventualmente penetra en el óvulo para iniciar la formación de la
semilla. Esto es una cuestión de días. En las coníferas, sin embargo, la
fecundación tiene un largo proceso- algunos pinos tardan hasta un año- durante
este tiempo el polen se dirige hacia el núcleo femenino. El mismo proceso es
aplicable a los cipreses y los juníperos, excepto los que las flores masculinas
no están formadas, parecidas a amentos, y los frutos son evidentemente menos
parecidos a un cono. En los juníperos las escamas son más flexibles que la
madera.
En las angiospermas muchos árboles desarrollan amentos masculinos que
son justamente una serie de escamas, orientadas a los estambres, las que
producen el polen siendo las flores femeninas, más pequeñas y discretas, las
que poseen el estilo y el estigma. Poseen una excrecencia desde el ovario,
ordenada para retener los granos de pólen. Cuando éstos caen, una vez enviados
al óvulo, fecundan y la semilla inicia su proceso. La presencia de amentos
puede indicar que el género ha sido bien desarrollado antes que los insectos
polinizadores estén disponibles o puede que hayan producido flores fuera de
tiempo. Los amentos del avellano son una de las primeras flores que aparecen.
Estos producen su pólen en el tiempo que hay pocos insectos alrededor y los
fuertes vientos todavía no han aparecido.
Existen un número de árboles que dependen del viento para su
polinización y distribución de las semillas. De éstos, el abedul (Bétula
spec) y los alisos (Alnus spec.) disponen de cajas para
las semillas que parecen pequeñas piñas, mientras los sauces (Salix
spec.) y los chopos (Populus
spec.) tienen amentos masculinos y flores femeninas que también tienen
forma de amentos.
Una vez aparecen los insectos empiezan a coger el polen producido por
las flores primitivas y los ajustes ya han sido hechos. Uno de éstos es
probablemente la creación de flores singulares, conteniendo ambas partes
masculinas y femeninas, el estilo y los estambres. Su presencia es señalada por
los insectos rodeando las partes sexuales con una corona de hojas coloreadas
conocidas como pétalos. Estos, en su turno, están protegidos cuando se
desarrollan por una corona de hojas modificadas conocida como sépalos. Esta
serie de círculos- sépalos y pétalos, estambres y estilo- representan el plan
básico de la mayoría de las flores cuando están evolucionadas. Las plantas como
las anémonas y las clematis prescinden de los pétalos y son los sépalos los que
eventualmente aparecen coloreados y relevan los estambres y el estilo, mientras
en muchas orquídeas no es posible distinguir a simple vista los sépalos de los
pétalos- ambos combinados forman la flor.
Como añadidura, para proveer polen a los insectos como alimento,
algunas flores producen una substancia pegajosa y dulce, denominada néctar, que
muchos insectos colectan o succionan en el lugar. Las abejas colectan el néctar
para producir miel, mientras muchas moscas comen el néctar directamente de la
planta. En algunas partes del mundo no son sólo los insectos los que cogen el
néctar. En Sur América hay pájaros que hacen lo mismo y en África muchos
subsisten del néctar. Los murciélagos pueden actuar también como polinizadores
en los trópicos. La planta sólo produce néctar para proteger su polen y utiliza
varias criaturas vivas atraídas por su néctar como agentes para transferir el
polen desde los estambres al estigma.
Normalmente muchas flores no pueden ser fecundadas por su propio polen
y se polinizan desde considerables distancias para prever que esto ocurra. El
método usual es que los estambres y el estigma no maduran al mismo tiempo.
Normalmente los estambres descargan su polen fuera del estigma, en la misma
flor, cuando está dispuesta para recibirlo. Un árbol, naturalmente, puede
producir un gran número de flores que abren en el periodo de una semana o más,
teniendo flores en diferentes estadios de desarrollo cada día. El polinizador
puede visitar una flor cuyos estambres estén descargando polen, pero donde el
estigma no está todavía con la sustancia pegajosa que hace que los granos de
polen se adhieran. Durante estos recorridos, el insecto puede también posarse
en otras flores donde las posiciones son invertidas, el estigma es receptivo
pero no existen polen. Algunos granos de polen de las primeras flores pueden
ser depositados en el estigma y el objetivo de la flor habrá sido cumplido.
Las plantas han desarrollado mecanismos extraordinarios para asegurar
su polinización. Uno de los más espectaculares es el muérdago. Este produce
yemas con pequeños agujeros en los cuales algunos pájaros han aprendido que
tienen néctar en la base. Cuando empujan sus picos, las flores explotan, en su
explosión moja el pájaro con polen. A pesar de estos refinamientos muchas
flores están preparadas para que los polinizadores no puedan introducirse en
contacto con el polen cuando están buscando el néctar.
FRUTOS Y SEMILLAS
La ingeniosidad exhibida por los árboles para sobrevivir y crecer en
sus hábitats es extraordinaria y todo depende de la formación de las semillas
que son capaces de perpetuar las especies. En la antigüedad esto parecía haber
sido respetado a largo plazo como seguro. Las piñas del (Pinus
muricata) pueden colgar del árbol durante 50 años y pueden abrirse
después de un incendio forestal que no daña las semillas. Más extraño todavía
es el (Pinus attenuata,) donde las piñas permanecen en el árbol tan
largo tiempo que son cubiertas por la corteza, siendo capaces de desprenderse
de sus semillas cuando el árbol se seca y muere. Son nativos de Norte América
donde también se encuentra el (Pinus aristata,) algunos de los
cuales se les datan 5.000 años de vida.
Pinus muricata |
Pinus attenuata |
Pinus aristata |
Algunos árboles rodean sus semillas con sabrosas pulpas en
incorrectamente llamado fruto. En realidad, todos los contenedores de semillas
son frutos. En el caso de las manzanas, ciruelas, albaricoques, melocotones,
cerezas, peras y naranjas, no son el fruto atractivo, sino la pulpa que
envuelve las semillas.
DISTRIBUCION NATURAL DE LAS SEMILLAS
Desde este punto de vista, la acción del hombre es insignificante, y
son otros animales los que cuidan la distribución de las semillas, la pulpa
dulce de muchos frutos atrae pájaros y algunos mamíferos que comen los frutos
maduros y eventualmente vacían las semillas limpias de pulpa en sus estómagos.
Es importante que los animales viajen considerablemente desde que
comen el fruto hasta que lo expulsan, ya que así depositan las semillas a gran
distancia de su origen. Impregnado por las heces del animal puede ser un
beneficio añadido para la germinación. Esto no lo disponen las semillas que
caen debajo del árbol... No tienen luz para germinar y el suelo probablemente
sea estéril. Si la semilla germina está sujeta a ser enterrada bajo las hojas
caídas en los primeros inicios, por ello su distribución es esencial. Para
esto, los animales son posiblemente más efectivos, sin embargo,
desgraciadamente muchos animales digieren las semillas.
Una nuez es un fruto grande comestible, principalmente diseñado para
ser atractivo para los animales como las ardillas y los grandes pájaros.
Normalmente los devoran, pero algunos pájaros los dejan caer, mientras que las
ardillas frecuentemente las esconden como excedentes de su comida y después se
olvidan donde los han dejado o son muertas por algún depredador, por lo que las
nueces encuentran así un sistema de reproducción.
Aparte de los animales, el mejor distribuidor es el viento, muchas
semillas poseen apéndices para una mejor distribución. Los Acer spec. poseen
una alargada ala que permite a la semilla volar a través del aire. Las semillas
del sauce y el chopo están envueltas de pelos suaves que les permiten flotar en
el aire. Algunas semillas son tan pequeñas y ligeras que pueden ser
transportadas a grandes distancias por el viento. Otras, como las de los
abedules, no son sólo pequeñas, sino que, en forma de disco, por lo que pueden
volar a grandes distancias. Algunas semillas de las leguminosas poseen vainas que
explotan, dispersando las semillas del árbol, aunque las distancias son
relativamente cortas. Unas pocas semillas de los árboles que crecen en riberas
o en costas son transportadas por las aguas y, a menudo, provistas con
mecanismos especiales para prever que se estropeen. (Cocos nucífera) coco.
Aunque las semillas están constituidas para soportar altas y bajas
temperaturas de calor y frío que puedan destruir su poder germinativo, no son
inmortales. Es verdad que bajo el control acondicionado de un laboratorio las
semillas pueden conservarse varios años, pero no todas las semillas pueden
conservarse así. Las semillas de los sauces y las de los olmos tienen una corta
vida, no responden al proceso de deshidratación que es necesario para su
almacenamiento.
Es importante que la semilla germine en el tiempo correcto del año. En
climas templados esto generalmente sucede a finales de invierno y principios de
primavera. Los abedules nórdicos no germinan hasta que no poseen 16 horas de
luz. Otras semillas poseen inhibidores de germinación que se destruyen con las
heladas, no pueden absorber ninguna agua hasta que no pasa el período de frío.
Las plantas del clima mediterráneo se reproducen mejor si nacen en otoño, ya
que pueden desarrollar un amplio sistema de raíces antes de la llegada de los
largos períodos de sequía estival. En estos casos el inhibidor se destruye por
el prolongado calor.
Sevilla julio 2016
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