HISTORIAS EN VERDE
1ª REFLEXION
INTRODUCCION
La magnitud de las grandes urbes y el creciente interés por la
ecología han hecho que muchos ciudadanos vean en los árboles el mejor y más
seguro antídoto contra la degradación de nuestras ciudades.
Esta recopilación de los árboles de nuestra ciudad pretende transmitir
un mensaje de protección y respeto hacia ellos.
La indiferencia de la sociedad con respecto a su importancia en la
ciudad debe ser postergada.
No es nada nuevo, las mejores experiencias realizadas con éxito en
otros países me han servido como elementos de referencia para esta propia y
singular elaboración, creyendo que somos nosotros los profesionales y también
los ciudadanos, los que debemos utilizar nuestras propias palabras para poner
en juego nuestros propios deseos.
El énfasis exagerado de la malsana actitud de "plantar árboles a
toda costa", aunque éstos no puedan sobrevivir ni desarrollarse, es aún
moneda demasiado frecuente en nuestros días.
Corresponde a los sectores sociales más sensibilizados destacar la
riqueza arbórea que poseemos, enseñar a protegerla, conservarla y disfrutarla.
Tenemos que valorar nuestro patrimonio arbóreo y dar a conocer este
valor para que el ciudadano lo conozca y sienta interés en conservarlo.
Mi intención ha sido la de recopilar todos los géneros de árboles
existentes en la ciudad que me han parecido de interés, un pequeño compendio de
historia y de su amistad con el hombre.
Como toda obra humana no será lo completa que desearía, por lo que
cualquier crítica será bien recibida y desde luego aceptada.
Mi deseo es que su publicación genere encuentros, motive diálogos,
movilice actitudes y promueva la creación de grupos interdisciplinares y
cambios de actitudes que jerarquicen la importancia del árbol urbano en la
ciudad.
Ellos ocupan calladamente el lugar que se les asigna en la ciudad,
donde permanecen en el más absoluto anonimato a pesar de los innumerables
beneficios que aportan para la consecución de una mejor calidad de vida de la
colectividad.
Un tema en el que las variaciones son innumerables, es una fuente
inagotable de placer.
Nadie duda en la actualidad de la importancia de los árboles para la
supervivencia en nuestro planeta.
¡Qué placer cuando uno puede pasear bajo los árboles observándolos
atentamente, incluso si conoce de ellos y qué riqueza de enseñanzas no es
impartida sobre el terreno!
La cultura del árbol debe ser difundida; su presencia casi siempre
está unida a la historia y tradición de los pueblos.
El árbol ha sido siempre, y ahora más que nunca, símbolo de calidad de
vida, quienes están interesados en este bienestar los cuidan, respetan y tratan
de que crezcan en las mejores condiciones en nuestras ciudades.
Desde la antigüedad, han sido considerados símbolos de riqueza y parte
fundamental de la cultura de la naturaleza y del medio natural. Un pueblo culto
sabe cómo cuidar y respetar sus árboles e incluso por el estado de los mismos
podemos conocer el nivel cultural de la ciudad.
La inadecuada planificación urbana, manifestada por el uso inapropiado
de los árboles en la ciudad es todavía un corolario diario, avalarlas por
estudios científicos.
La búsqueda de una respuesta que pretenda ser verdad única y universal
es utópica, cada pueblo debe utilizar sus propias tradiciones adaptándolas a
las nuevas técnicas de arboricultura moderna que aparecen constantemente.
Asistimos día tras día a la destrucción de los árboles, siendo la
ignorancia, a mi modo de ver, uno de sus principales problemas, se planifica
sin contar con ellos, unas veces desde un frío gabinete o lo que es peor, con
trabajos de campo en los que los árboles no son considerados, como si no
existieran. Se redacta el proyecto y todo se da por bien hecho en aras de un
falso progreso.
Pero ¿qué progreso se puede defender atentando contra los árboles?
Testigos mudos de los acontecimientos acaecidos en su entorno, con
muchos años en sus troncos, sin considerar sus grandes valores urbanos o
ecológicos, son abatidos y maltratados.
El listado de catástrofes arboricidas ocurridas en nuestra ciudad en
su tiempo no debe seguir aumentando.
En su larga y sosegada vida los árboles nos marcan el paso de las
estaciones, los ciclos vitales de nacimiento, crecimiento y muerte son el
símbolo del tiempo y el espacio, tienen una disposición natural para hacer del
tiempo y el espacio dimensiones sagradas.
La mayor parte de los árboles singulares o monumentales están
emplazados en lugares de especial vibración. El árbol se hace poderoso. Añoso y
venerable ejerce sus influjos, el hombre lo concibe como tal y le confiere el
sentido de árbol sagrado, y se hace responsable de su protección.
Cuando un árbol alcanza por su tamaño, edad, emplazamiento o fuerza
transpira una aureola que lo hace destacar entre los de su entorno, adquiere un
significado diferente a ojos del ciudadano y enseguida recibe un nombre propio,
expresión de la admiración que despierta, crea a su alrededor un
"microclima" que lo envuelve como una "bendición".
El desprecio al árbol debe terminar, debemos concienciar a los
diseñadores de espacios urbanos que los ciudadanos queremos árboles, la
construcción de un aparcamiento subterráneo, las obras del Metro, una autovía,
una nueva avenida o algún ensanche, debe ser considerado respetando los árboles
existentes, o potenciando más su presencia si cabe. Ante la alarmante falta de
sensibilidad debemos levantar nuestra voz, para convencer a los políticos y a
los proyectistas de lo urbano que los árboles nos son necesarios, son los
técnicos los que con sus planes, proyectos y diseños quienes pueden contribuir
más a respetar estos seres entrañables y necesarios para mejorar la calidad de
vida de nuestras ciudades.
Esta serie de artículos no es algo de usar y tirar, no está hecho con
rapidez, su gestación y elaboración ha sido lenta, pausada, nunca podemos decir
que lo sabemos todo sobre los árboles, conforme nos adentramos en su mundo se
ensanchan los horizontes de nuestros conocimientos, sólo a través de muchas
consultas a diversos especialistas en diferentes campos se garantiza el rigor
de las especificaciones expresadas en lenguaje llano e inteligible.
Quizás todo esté un poco desordenado, las ideas se han ido
entretejiendo como las ramas de los árboles. Es cuestión de vagabundear leyendo
y dejar volar nuestra imaginación.
"Estos árboles que a todos pertenecen, al cuidado de todos se
confían".
Sevilla julio 2016
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