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José Elías Bonells. -Ex adjunto a la Jefatura al Servicio de Parques y Jardines del Ayuntamiento de Sevilla

jueves, 1 de septiembre de 2016

El hombre y los árboles


HISTORIAS EN VERDE -  LOS ARBOLES EN LA CIUDAD
REFLEXION

                                           
Una de las características principales del avance de las civilizaciones ha sido el incremento del uso del fuego, se ha precisado para cocer cerámicas, para la extracción de metales, así como para otros procesos técnicos. Por mucho tiempo la madera no sólo ha sido la más accesible, sino la única fuente de obtención de altas temperaturas. Ha sido esencial para la construcción de viviendas, de barcos y posteriormente para la construcción de carros para transportar materiales o para la construcción de viviendas.

Si la tierra es dejada sin interferencias humanas, generalmente alcanza lo que es llamado un "clima de vegetación", que es a menudo un bosque.  

Norteamérica fue cubierta de bosques hasta el siglo XVIII, los bosques de Europa habían desaparecido antes, a pesar de que un número de regiones fueron dejadas para proveer hábitats para los animales que podían ser utilizados como alimento. Los nuevos bosques de Inglaterra y el bosque de Fontainebleau en Francia, fueron reservas reales de caza, pero en general los bosques no fueron reservados nada más que como recurso de combustible.


DEL BOSQUE A LA TIERRA DE CULTIVO

La agricultura es el primer escalón esencial en la civilización y cuando los animales fueron domesticados fue la hierba y no los árboles lo que los granjeros deseaban. Probablemente los colonos originales les llamaba la atención lo que se conoce como desbrozar y quemar.

Con este fin los árboles eran cortados en una pequeña área y la tierra era cultivada. Una vez quedaba exhausta era dejada y otro trozo de bosque era talado. El método es correcto para tierras de cultivo, pero para los animales la hierba era necesaria de forma continuada. Cuando el desbroce y quema de senderos se abandona, el bosque puede regenerarse, el aclareo no era suficiente ya que causaba la erosión del suelo. Cuando la tierra se cubrió de animales herbívoros, los pequeños árboles eran devorados junto con las otras hierbas. Hasta hace poco, el hombre siempre ha considerado que la naturaleza era inagotable y no cambiaría, los recursos naturales han sido despilfarrados hasta una tasa que hoy en día parece extremadamente temeraria y en la actualidad, cuando son conocidos estos factores, poco práctico se hace para solucionarlos o lo que se hace para conseguir una sostenibilidad necesaria es insuficiente ante el gran consumo mundial irrefrenable.

A través de los siglos el uso de la madera ha cambiado. Originalmente han sido los proveedores de todo lo esencial y han continuado siéndolo durante muchos siglos. También fueron santuario de deportes en la naturaleza, algunas regiones fueron reservadas para los taladores, otras para la caza.

Con el incremento del uso del carbón renació un nuevo aprovechamiento comercial el aclareo. En esta técnica los árboles eran cortados y retirados a intervalos regulares, y se les permitía que crecieran de nuevo o rejuvenecieran hasta que entraran en un nuevo turno de tala. El aclareo todavía se realiza, aunque mayormente para material de vallados, para producir carbón, celulosa de papel o madera. Con la desaparición de los bosques primitivos, los terratenientes iniciaron plantaciones como recurso a sus ingresos. En el siglo XVIII realizaron plantaciones de árboles maderables. Esta explotación forestal lideró el reestablecimiento de una gran parte de los bosques desaparecidos. Fue sin embargo una actuación insignificante ante lo que había desaparecido. Los bosques originales fueron de árboles que eran nativos de la zona donde estaban establecidos, mientras que las plantaciones forestales eran realizadas con árboles originarios de otros países.

Un catálogo de árboles forestales ingleses de 1.777 describía entre otros los géneros y especies del Fraxinus caroliniana, el Fraxinus ornus, el Juníperus virginiana, el Chamaecyparis thyoides, el Aesculus hippocastanum, la Castanea sativa, el Quercus coccinea, el Quercus ilex y pinos de otros países, Populus spp. y Junglans spp., muchos de ellos desestimados hoy en día para plantaciones forestales, pero lo más importante a destacar es que muchos de ellos no eran árboles autóctonos de Inglaterra. Probablemente los catálogos franceses, españoles o italianos presentaban especies exóticas similares. Durante mucho tiempo la mayoría de los bosques fueron plantados con árboles introducidos, ahora con menor difusión todavía sigue haciéndose en algunos países, otros lo han reconsiderado y actúan con autóctonos.

Durante el siglo XVIII muchos terratenientes habían creado sus parques. El jardín formal del siglo XVII era muy caro de mantener y costoso de establecer, un estilo más natural fue imponiéndose. Mucho debido a Lancelot (Capability) Brown, quién aparte del Cedro del Líbano (Cedrus libani) trabajó con muchos árboles nativos con las excepciones del plátano y el Larix. Francia e Italia poseían más árboles nativos propios por lo que tenían menos tentación de darse el gusto de plantar especies exóticas. Los franceses eran muy partidarios de la falsa acacia (Robinia pseudoacacia). Gracias a Brown y sus discípulos el paisaje inglés está todavía basado en especies nativas, pero podía haber sido muy fácilmente de otra manera.

Muchos bosques actuales han sido creados por el hombre y esto ha propiciado que se planten especies originarias de otros países, un claro ejemplo lo tenemos en el norte y en el Sur con las variedades australianas de mimosas y eucaliptus forestales.

Los bosques originales, en la región templada están compuestos generalmente por pocas especies, probablemente no más de dos, en la que una predomina, en las regiones frías, en las cuales la conífera es el árbol principal, sólo una especie se presenta en vastas regiones. Esta especialización tiene sus peligros, la plaga holandesa del olmo en toda Europa lo ha demostrado. Otro ejemplo de la vulnerabilidad de las especies singulares es el castaño americano (Castanea dentata), que ha sido atacada desde el final del último siglo por el mal del castaño, que fue introducido accidentalmente del Este de Asia. Como resultado de la plaga algunas autoridades en la materia vaticinan la desaparición del castaño americano en pocos años, otro caso es la aparición de la Phoracantha semipunctata en las plantaciones de eucaliptus. o el Rhynchophorus ferrugineus. Picudo rojo en las palmeras y otras que atacan en distintos países al arbolado.

Esta claro que, bajo el punto de vista de un forestal o de un cultivador ornamental, un bosque mixto no es sólo más atractivo de contemplar, sino que también puede ser más saludable. Es mejor perder unos pocos árboles que todo un bosque.

La extinción de las viñas francesas por la Phylloxera a mediados del siglo XIX causó verdadero pánico. Este es otro ejemplo de una plaga que, aunque de menor importancia en Estados Unidos, tuvo devastadores efectos cuando se introdujo en otros países. Las viñas europeas tuvieron que ser injertadas con los portainjertos americanos para que la Phylloxera dejara de ser mortal.


UTILIZACION DE LOS ARBOLES

La belleza de los árboles y su efecto en el paisaje han sido apreciados desde hace miles de años y su atracción fue particularmente apreciada en Oriente. Tiglath Pileser alardeaba de sus árboles nuevos, los embajadores griegos estaban asombrados cuando el rey persa Cyrus El Grande les decía que había plantado personalmente muchos árboles en su parque- los griegos normalmente dejaban toda la jardinería a los esclavos.

En un viaje de conquista, otro monarca persa, Xerxes, quedó tan impresionado por un gran plátano que colgó joyas en sus ramas. De la literatura griega se puede pensar que sólo existían plátanos. Sófocles y Platón los mencionan e Hipócrates estableció su clínica bajo un plátano en la isla de Kos.

En un tiempo más reciente, los árboles han sido considerados como los elementos más importantes cuando se plantaban en un jardín. Admitiendo que los árboles pueden ser tallados- como en las villas de Pliny en los primeros años de nuestra era- en el jardín del Renacimiento renace la práctica en lo que se creía era un jardín clásico, fue el ciprés el que primero fue utilizado para crear setos y para darle formas arquitecturales.

El Ciprés mediterráneo- Cupressus sempervirens- no aparece más lejos que en el Norte y en los grandes jardines franceses e ingleses entre otros árboles. Estos eran siempre plantados formando grandes setos, a menudo formados al tresbolillo o plantados a lo largo de grandes avenidas. Independiente de convertirlo en el árbol simbólico de nuestros cementerios.

Cuando el jardín informal estuvo de moda, el bosquete formal fue reemplazado por el salvaje y las avenidas rectas fueron sustituidas. La naturaleza hizo aborrecer las líneas rectas, todos los caminos eran curvos y ondulados. Pero, aunque el conjunto era alterado, los árboles eran todavía los principales elementos del diseño. En agricultura se desbordaron las plantaciones, los árboles eran plantados en las praderas para dar sombra al ganado en los calurosos días de verano, pero quizás no por razones estéticas. Fue también a lo mejor para que el colono tuviera una pequeña plantación de árboles en su parcela para poder aclarar y usar la madera para la reparación de sus vallados, que en aquel entonces se construían de madera.

Muchos de los setos estaban muy cuidados, pero, ocasionalmente, un árbol era dejado crecer en su porte natural. Los árboles formaron casi parte del paisaje agrícola al igual que los jardines. Esto parece haber sido más remarcable en Gran Bretaña que en otras partes de Europa.

Esta insistencia en los árboles probablemente se refleja en una antigua sensación de que el paisaje con árboles es más agradable, mientras que los paisajes sin árboles son hostiles. Las estériles zonas sin árboles cubren vastas zonas del Ártico y el Antártico, que cubiertas de hielo resultan extremadamente hostiles, lo mismo sucede en la cima de las altas montañas, que aunque son atractivas en verano cuando la nieve se ha derretido y la hierba es invadida de flores, aparecen desiertas cuando están cubiertas de nieve.

Los desiertos, sin embargo, son contemplados como ambientes hostiles siendo la apariencia de árboles una de las características sobresalientes de un oasis. Praderas y estepas son capaces de admitir árboles y su esterilidad es más debida a la interferencia del ser humano que de la propia naturaleza.

Durante el siglo XIX los recolectores de plantas enviaron semillas a Europa y Estados Unidos desde todas las partes del mundo, mientras los viveristas se apresuraban a producir híbridos. Estos, artificialmente conseguidos polinizando unas especies con otras con la esperanza de poder combinar las mejores calidades de los padres escogidos, se introdujeron en las plantaciones ornamentales.

Existen una gran cantidad de manzanos con vistosas floraciones e interesantes foliaciones. Los hibridadores han conseguido producir manzanos con hojas púrpura y abundantes flores. Los jardineros y viverístas del siglo XIX han sido, por lo tanto, los principales culpables de incrementar el número de árboles introducidos que no se encuentran salvajes en la naturaleza. Antes, la elección de cualquier árbol había sido realizada por su sombra y su forma; ahora es más importante por el color de sus hojas y su importante floración. La moda también juega un importante papel en la selección de los árboles. Es prácticamente imposible introducir una Araucaria araucana con éxito en un jardín europeo, pero ha sido una rareza durante mucho tiempo, hasta que resultó fácilmente asequible para el que quisiera plantarla. Un poco más tarde la Sequoia gigante (Sequoiadendron giganteum) fue también popular y ahora no hay jardín de cualquier tamaño que no haya sido capaz de prescindir de ella, con el reciente descubrimiento del fósil viviente, la Metasequoia glyptostroboides, ha ocurrido lo mismo en países con temperaturas frías.

Los árboles han sido usados así mismo para embellecer las nuevas carreteras y autopistas que se han construido, mientras las grandes avenidas de las ciudades fueron así mismo plantadas con alineaciones de árboles en las nuevas urbanizaciones.

El árbol más utilizado fue el plátano español (Platanus x hispánica), también conocido como el plátano de Londres porque fue extensamente plantado en aquella ciudad. Muchos árboles no resisten en las contaminadas atmósferas de nuestras ciudades, pero el plátano, que renueva su corteza todos los años y por ello no se contamina de hollín, vive esplendorosamente en nuestra ciudad a pesar de sus otros muchos problemas de plagas acontecidos después, muchas ciudades han prescindido de su plantación... En el siglo XVIII la niebla era suficientemente perjudicial en Londres para catalogar una lista de plantas que podían vivir en esta ciudad. Sorprendentemente la contaminación descendió en el siglo XIX. Es menor hoy en día, pero donde existe, es más letal para la vida vegetal, posiblemente como resultado de la aparición de otras materias químicas en el aire. Donde es posible, hoy en día, las grandes urbanizaciones en todo el mundo incluyen los árboles con la tentativa de humanizar la apariencia mineral de la arquitectura contemporánea.

Generalmente, cuando plantamos un árbol, utilizamos una planta joven, que con el tiempo se convierte en un magnífico ejemplar. Sin embargo, ha habido siempre gente impaciente y desde el siglo XVII se ha inventado toda clase de maquinarias y herramientas para trasplantar ejemplares de árboles grandes ya desarrollados. Arboles desarrollados que son a menudo empleados en las plantaciones de las nuevas ciudades. El trasplante de árboles de gran desarrollo es caro y aburrido, especialmente si el árbol muere, pero se consigue el efecto que el arquitecto o el político quiere inmediatamente, aunque lo que puede ser una buena arquitectura no debe ser necesariamente una buena jardinería o al revés. Estos árboles desarrollados sobreviven, pero raramente crecen con éxito, hay que argumentar el porqué del uso de este tipo de árboles.

Las plantas con frutos ornamentales, como los serbales (Sorbus aucuparia) o los manzanos de flor (Malus spp.) no son muy aconsejables para plantar en la vía pública, ya que cuando los frutos se marchitan y maduran y caen se convierten en resbaladizos, pudiendo ser un peligro para los peatones. Esto parece ser un riesgo aceptado y a pesar de ello los serbales, como árboles ornamentales, se ven frecuentemente plantados en las calles de regiones frías. El manzano japonés (Malus tchonoskii) es uno de los nuevos ornamentales; sus hojas, que en primavera poseen un color plateado atractivo, cambia a colores más preciosos cuando caen en otoño. Muchas otras especies de Malus y Pyrus pueden ser utilizadas. En los trópicos y subtrópicos es muy frecuente ver plantaciones lineales de árboles espectaculares como el flamboyán (Delonix regia) o el tulipero de Gabón (Spathodea campanulata). Es de notar que ambos, así como el falso castaño o castaño de indias son muy escasos en la naturaleza, pero han sido muy propagados como árboles ornamentales, existiendo más en cultivo que como especies autóctonas en sus hábitats naturales, en nuestra región un árbol tradicional de fruto es el naranjo amargo, al que deben serles recogidos sus frutos anualmente para su aprovechamiento, al tener el mismo problema.

 LA INFLUENCIA DE LOS ARBOLES EN EL COMERCIO

Puede argumentarse que los árboles constituyeron uno de los más importantes recursos naturales para el hombre, incluyendo las celulosas, los combustibles fósiles de carbón y petróleo, lo que es evidente que la civilización depende todavía de los árboles tanto en el pasado como en el presente. Siendo también relevantes por su valor ornamental y el placer que nos ofrecen.

Los árboles nos facilitan muchos de nuestros alimentos. El famoso vapor Bonty, cuando el motín, fue utilizado en una tentativa para transportar el árbol del pan (Artocarpus altilis) desde Tahití a las Indias Orientales. Cuando esta misión fue cumplida en el Providence, el fruto del árbol del pan fue utilizado como alimento y distribuido en todos los trópicos.

La Compañía Holandesa de las Indias se enriqueció con el monopolio de los ajos y las nueces moscadas. Y el árbol del caucho (Hevea brasiliensis) fue permitido extraerlo del Brasil como regalo a la reina Victoria, pero en realidad fue enviado a las colonias inglesas. Los españoles se llevaron el árbol del cacao desde Méjico a África. Los árboles frutales fueron los primeros que viajaron, eran especies que nunca habían sido cultivadas en gran escala con fines comerciales.

Existían problemas en cubrir grandes áreas con una simple plantación. Si aparecía una plaga, el resultado era desastroso. Cuando los huertos eran pequeños y estaban separados unos de otros, los insectos podían dañar una plantación, pero no la totalidad de las mismas. La plaga del cacao, para la cual no existía cura ni prevención, tuvo un gran efecto en los estados africanos.

En la actualidad, el monocultivo parece ser la forma adaptada para cultivar árboles frutales, aunque no es posible limitar el huerto a un cultivo singular. Muchos frutos no pueden ser hibridados por su propio polen. Muchos frutales precisan polinizadores para fructificar.

Muchos frutales han sido cultivados desde hace muchos años y sus orígenes son inciertos. Parece razonable que la manzana provenga del manzano silvestre, pero nadie ha podido demostrar sus vínculos y ambas pueden proceder de un árbol extinguido.

En aquellos tiempos, la selección de nuevos cultivos era más materia de suerte que de investigación. Las semillas de los frutos eran sembradas y cuando aparecía un fruto apetecible se multiplicaba por reproducción vegetativa, injerto o acodo. A principios del siglo XIX, existió la tendencia de hacer cruzamientos e hibridaciones entre dos frutos, para que el fruto resultante reprodujera ligeramente una mejora del anterior, aunque con sólo el sabor es difícil de encontrar calidad, estaba todavía lejos de ser una ciencia exacta. Algunos frutos, generalmente cítricos (naranjas, mandarinas y pomelos), ahora no poseen semillas en sus frutos, haciéndolos más fáciles de comer gracias a los cruzamientos y polinizaciones realizados, al igual con ciruelos, melocotoneros, nísperos, manzanos, perales, etc...

Generalmente ha sido el fruto del árbol el que ha atraído nuestra atención, pero otras partes también deben de ser consideradas. Durante muchos años el único tratamiento efectivo de la malaria fue la quinina, derivada de la corteza de un árbol del Perú (Chinchona officinalis). Su uso fue descubierto por un jesuita misionero español, José Celestino Mutis, y fue conocido coloquialmente como corteza del jesuita. En 1.860, después de diversos pactos políticos, el Director del Kew Garden de Londres, Sir Joseph Hooker, fue capaz de enviar al botánico independiente Richard Spruce a explorar la Sudamérica tropical, lo que permitió obtener árboles jóvenes y semillas de quinina desde Bolivia. Se estableció en las Indias inglesas y ahora es ampliamente cultivada en los trópicos.

Otra corteza de indudable valor, que probablemente descubrimos los españoles es la del (Rhamnus purshiana,) que se conoce en medicina como cáscara sagrada. El americano Joseph Rock, a principios de este siglo, viajó cientos de millas con la intención de encontrar un árbol que se decía curaba la lepra. Tuvo suerte, pero los resultados no fueron los que él esperaba. Existen todavía sin embargo muchos productos medicinales para descubrir y extraer de los árboles.

Antes de que los muebles fueran pegados con cola se utilizaban fibras de un árbol extraídas de las semillas del  (Bombax malavaricum.)

En China, durante muchos años, el papel era producido de la corteza de la morera de papel, (Broussonetia papyrífera,) y se realizaban vestidos con sus fibras.

En el mundo oriental vastas zonas forestales fueron destruidas para hacer papel y cartón. El corcho, derivado del alcornoque (Quercus suber) es muy utilizado para cerrar recipientes y para hacer tapones para las bodegas, así como aislante especialmente en suelos y paredes.

Aparte de su valor alimenticio, las aceitunas y nueces son valiosas fuentes de aceites. A pesar de su elevado precio, muchos cocineros insisten en el aceite de oliva, mientras el aceite de nueces es un buen sustituto. Aceite también se extrae de los cocos, cacahuetes, palmeras y probablemente otros muchos frutos que pueden ser usados al efecto.

El árbol del caucho (Hevea brasiliensis) fue traído del Brasil al Kew Garden en Londres y después a Asia, pero el caucho también fue extraído del árbol del caucho de la India (Ficus elástica). Algunas de estas higueras tropicales también producen laca- con la ayuda de la laca son la base del barniz, mientras otro número de árboles producen barniz. Resinas como el copal, producida por varios árboles leguminosos, se utilizan en la manufacturación de pinturas. Otras resinas producen mastic y turpentina. Antes, los colonos americanos dependían del azúcar extraído de la savia del (Acer saccharum.) El jarabe de arce todavía es popular en estas regiones.

Hay una pregunta abierta de si es el café o el té la bebida más popular, ambos son productos extraídos del árbol. Del té las hojas secas forman la base de la infusión, en el café son las semillas tostadas. Aparte de los árboles para extraer madera, el té y el café son probablemente los árboles más cultivados. Los diferentes productos esenciales que extraemos de los árboles son enormes, los tintes son obtenidos del (Haematoxylon campechianum). Campeche. un árbol medicinal de América Central del que sólo se utiliza la médula. En el Sureste de Asia y las partes cálidas del Norte de África, la alheña se obtiene de las hojas de (Lawsonia inermis) utilizada en cosmética, se extrae un tinte rojizo para hacer tatuajes a la piel y tinte de uñas entre otros usos. Un tinte azul conocido como Yoruba índigo, proviene de las jóvenes hojas de un árbol de África del Este, el (Lanchocarpus cyanenses). El (Achras sapota) es de interés no sólo por sus frutos exquisitos conocidos como "sapotillos" o su mermelada, sino por el jugo de su corteza de donde se extrae chicle que fue la base del Chicle-gum, aunque hoy en día se utilicen otras sustancias.

Uno normalmente no piensa que la cera sea un producto de un árbol, pero todavía en el lejano Oeste los cirios han sido confeccionados con los frutos del árbol de la cera (Rhus succedánea y del Sapium sebiferum), mientras en Suramérica la palmera de cera (Copérnicia cerífera) que crece en condiciones secas y hostiles, produce mucha cera en sus hojas, siendo cultivada comercialmente por esta condición.

En los Andes otra palmera, la Ceroxylon andícola, protege su tronco con una capa de cera.

Mucha gente conoce que la canela es la corteza de las ramitas del árbol de cinamomo (Cinnamomum camphora) del que se extrae el alcanfor, otra canela ligeramente de inferior calidad conocida como "cassia" es obtenida de otras especies. La hoja que da al "curry" su aroma característico procede del árbol indio (Murraya koenigii,) mientras otras especies (Murraya paniculata) es la fuente de la madera de "aceitillo" , (Santalum álbum) es el de madera de sándalo y de un aceite destilado de esta madera aromática, que procede de este árbol utilizado en perfumería .

Cuando Humbolt hizo sus exploraciones en el Centro y Sur de América, a principios del siglo XIX, fue aturdido por el árbol de la leche (Brosimum galactodendron). Este contiene una savia lechosa que puede fácilmente ser extraída del árbol y convertida en una bebida aceptable.

Un aceite inflamable y un barniz son obtenidos del (Aleurites moluccana,) euphorbiácea nativa de las indias orientales.

Muchos árboles tienen cortezas y savias venenosas, el famoso veneno de las flechas que utilizaban los indios en Suramérica lo extraían de la (Stychnos toxífera.) La estricnina es derivada principalmente de las semillas de (Stychnos nux-vómica,) aunque es un veneno virulento, en pequeñas cantidades es apreciado como estimulante. Una trepadora leñosa, (Derris ellíptica,) es una de las muchas plantas que se introducen en el agua para dejar estupefactos a los peces, pero sus tubérculos, cuando secos y preparados, han sido utilizados como un insecticida válido para la protección de muchas cosechas. Recientemente, ha existido interés en el (Discoreophyllum cumminsii,) cuyos frutos son 300 veces más dulces que el azúcar y poseen una proteína que no engorda. No está demostrado que pueda ser un sustituto del azúcar, pero si utilizado en jarabes y bebidas con sabor.

La (Blighia rápida,) la fruta nacional de Jamaica, conocida como “Ackee” fue nombrada por el capitán Bligh del Bounty, que la trajo de las Indias Orientales después de que eventualmente distribuyera el fruto del pan. También es una planta interesante. El aro que rodea las semillas es un buen condimento, con gusto parecido a los huevos revueltos, pero las semillas son muy venenosas. Lo mismo ocurre con el tejo, donde la suave copa roja que envuelve la semilla se puede comer, mientras que la semilla es letal.

Al principio la madera extraída de los árboles se recogía de los que crecían de forma natural en las proximidades de los talleres constructores o carpinteros, pero a medida que fueron explorándose nuevas tierras, fueron encontrándose mejores bosques. En el siglo XVIII las grandes fábricas de muebles inglesas prefirieron trabajar con maderas de las Indias Orientales, la caoba. Parece extraño que hubiera barcos cargando troncos de árboles al país donde había madera en abundancia. Los franceses, sin embargo, prefirieron madera de las indias occidentales como el palo rosa (de la leguminosa Dalbergia) y satinwood (Cloroxylon swietenia).

La madera de teca (Tectona grandis) fue descubierta a principios del siglo XIX, por su gran fuerza y dureza también se mostró como una madera apreciable. El ébano (Diospyrus ebenum), con madera de color negro azabache fue altamente cotizada, es la médula con relación al ébano, procede del Este de Asia. Porqué ha llegado de repente esta demanda de maderas tropicales no está del todo claro, admitiendo que son mucho más bellas cuanto están bien pulidas, y que presumiblemente daban distinción a la gente rica capaz de adquirirlas. Es interesante conocer cómo los fabricantes de muebles aprendieron sus distintos usos. Es verdad que hasta este siglo una de las primeras cosas que llegaban de extraños países era investigar acerca de la madera local y sus usos.

La madera de hierro (Mesua férrea) es tan fuerte que ha sido un reto para los constructores de armarios trabajarla, mientras la (Guaracum officinale) posee madera tan dura y densa que no flota en el agua. En el otro extremo está la (Ochroma pyramidalis,) que es tan ligera que un sólo hombre puede fácilmente levantar una gran viga. Hoy todavía se usa en construcción de modelos.

Muchas de estas maderas tropicales son muy caras, por lo que no es comercial confeccionar artículos enteros con ellas, por ello se inventó la técnica del chapado. La mayor parte del mueble está construido con maderas menos caras y después se le pega la madera que desea. Aún hoy, las nuevas maderas tropicales son empleadas. Muchos suelos de parquet están construidos con afromosía (Pericopsis elata), una moderna introducción.

Existen muchas maderas aceptables en los árboles de los trópicos que el comercio forestal ha abandonado. Cuando un árbol desaparece, hay otro probablemente de igual calidad que toma su sitio. Esto parece una actitud poco inteligente, pero sirve los propósitos de los madereros hasta tanto y cuanto en los bosques y selvas tropicales les permitan cortar. Incidentalmente, una cantidad de estas nuevas maderas son frecuentemente antiguas, aunque ahora se denominen con mayor precisión. La teca puede ser la madera de un árbol singular, pero los madereros de otros árboles tropicales de madera dura pueden venderla como teka. Igualmente, cualquier madera negra está sujeta a ser conocida como ébano, aunque al final cinco géneros diferentes pueden suministrar madera con la misma dureza y color.

Los árboles han sido utilizados desde siempre para construir barcos, viviendas, medicinas y componentes para pinturas. Han sido utilizados también como fuente de sustitutos del plástico. Muchas de las primeras obtenciones estuvieron basadas en la producción de celulosa para papel, que era fácilmente extraída de la madera. Una de las primeras fibras hechas por el hombre, el rayón, era también un producto de la madera.

                                                                Sevilla julio 2016

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