Paseaba por los Jardines de las Delicias de
Arjona y me detuve ante los cuatro Ombúes o Bellasombras existentes al lado del
Pabellón de Guatemala de la Exposición Iberoamericana del año 1929.
Me detuve al ver que presentaban
signos de padecer alguna disfuncionalidad que se manifestaba por la existencia
de muchas ramas secas en su amplia corona ‘Sera una disfunción fisiológica
producida por los fuertes calores padecidos durante este verano. No, el árbol
es de procedencia de la Pampa Argentina, Buenos Aires, Sur de Brasil, Paraguay
y Uruguay, de climas subtropicales ¿Puede ser una plaga que ataque las partes más
tiernas del árbol ¿Serán las ratas que en verano sacian su sed acudiendo a los
brotes tiernos de los árboles? No sé, me quede con la duda
Y me entro la curiosidad del
porque estos monstruosos árboles que no ofrecen más utilidad que la sombra
habían llegado a Sevilla.
Las primeras noticias de la
existencia de este árbol en Sevilla plantado como árbol de las Indias datan de
mediados del siglo XVI, plantado en lo que hoy es la Cuesta de San Laureano en
el entonces conocido como Huerto de Colon, donde D, Hernando Colon, hijo del
Almirante poseía casa y librería insigne, Por librería insigne me refiero a la
Biblioteca Colombina, hoy reubicada en la Catedral.
En 1526 adquiere la zona de
fértiles huertas muy cerca de la Puerta Real, y situando en lugar preeminente
al zapote, dentro de todo un jardín botánico en el que fue introduciendo
plantas y semillas llegadas de América.
De hecho, Colón, que arrendó la
huerta, se reservó la potestad de pasear por ella cada vez que gustase. «De
ella pretendía un ocioso disfrute estético de extremo refinamiento, hallado en
ver crecer y madurar la naturaleza, pero sin lucrarse de sus frutos», aclara
Alfonso del Pozo y Barajas en «El arrabal de Los Humeros».
Con los siglos, la finca fue
pasando por distintos propietarios y menguando en su extensión, con la
consiguiente reordenación urbana de este sector, hablamos de mitad del siglo
XIX, cuando eran los Picana los dueños de las antiguas huertas, constantemente
tentados a edificar para favorecer el nuevo trazado. Tanto es así, que era el
zapote, junto con algunos metros a la redonda, lo único que recordaba al pasado
americanista, llegando a figurar como topónimo en el plano de Sevilla.
El historiador francés Henri
Harrisse, un americanista erudito escribió “«solo queda de aquella huerta
celebrada por tantos escritores del siglo XVI, hoy 24 de mayo de 1871. un árbol
exótico, un zapote hermosísimo. Que, dentro de algunos meses, mañana quizá
caerá herido por el hacha destructora. Y la ciudad de Sevilla, indolente al
recuerdo de aquellos ciudadanos que más honra le dieron, verá desaparecer, sin
fijar en ello su atención, ese postrer vestigio de una época en que las letras
y las virtudes cívicas florecieron y fueron honradas en Andalucía».
El libro «El arrabal de Los Humeros»
nos describe que, en 1902, «cuando la autoridad municipal iba a impedir, por
medio de sus guardias, que fuese tocado el árbol, en una madrugada fue
destruido por operarios de los dueños y arrasado el sitio que ocupaba»,
El árbol denominado Zapote dejo
de existir. El nombre común de Zapote, solo se le da en Sevilla, en verdad se
trata de un ombú o bellasombra nombres comunes por los que en España se le conoce, botánicamente se
trata de una Phytolacca dioica L. de la
familia de las Phytolaccaceae ,planta
arborescente de madera muy blanda, alcanza alturas de 10 a 15 m., desarrolla
una gran copa con la característica de alcanza grandes proporciones en la base
del tronco de carácter monstruoso, especie dioica ( individuos machos con
flores y hembras con flores y frutos en bayas ), Hojas alternas, simples de
elípticas a ovadas u oblongas con la base cuneada redondeada de color verde lustros.
Inflorescencias en racimos simples colgantes, frutos con numerosas bayas. Posee
un crecimiento rápido. No debe plantarse cerca de edificaciones por la
agresividad de su sistema radicular.
D. Rafael Laffon Zambrano,
escritor español, miembro de la generación del 27 en su obra, Sevilla del Buen
Recuerdo. -Universidad de Sevilla Colección de bolsillo nos relata “Don
Hernando Colon, el insigne bibliófilo, hijo del almirante hizo el trasplante
del monstruo equivoco que trajo de las Indias. Y el monstruo prospero en
predios hispalenses del dominio de Don Hernando, ante la estupefacción que en
estas latitudes producen sus inquietantes formas. En la culminación de lo que
hoy llamamos cuesta de San Laureano, remontando el rio aguas arriba, Don
Hernando ponía casa, librería insigne y huerta para su regalo. Y en esta el
zapote tomaba cartas de naturaleza.”
“El edificio acabaría
desapareciendo y solo se conservó un árbol de origen americano, un zapote, que
es conocido en Sevilla como el árbol de Colon.
También D. José Gestoso y Pérez,
sevillano e historiador del arte y escritor nos lo describe;
“Hasta hace poco quedaban algunos,
sin embargo, en la famosa huerta permanecía uno de aquellos hermosos zapotes
que hizo venir del Nuevo Mundo el gran Don Fernando y que tal vez plantara con
su mano. Su magnífica copa alza base en medio de un solar “donde las
necesidades de la población, obligaban a construir manzanas de casas; entonces caerá
al golpe de hacha, como sus nuevos compañeros “.
“Nuestros temores no han tardado
mucho en confirmarse. Hace pocos años el Ayuntamiento vendió el solar en el que
se alzaba el zapote. No faltaron cultos sevillanos que levantaron su voz,
amantes de nuestras memorias históricas, solicitando al Ayuntamiento que se
exceptuase la venta de la parcela en la que se hallaba el frondoso árbol, el
cual debería rodearse de una verja, colocando al pie del tronco de aquel una
inscripción que expresase al transeúnte su histórico significado.”
Tales indicaciones fueron
despreciadas. Cayo el pobre árbol, y con el desapareció la última memoria de
las casas de Don Fernando Colon y de su majestuoso árbol. Esto ocurría allá por
el año 1902.
En 1945 aparece otra descripción
del verdadero Zapote de Colon.
En otro escrito de Francisco de
las Barras de Aragón aparecido en el Boletín de la Real Sociedad Española de
Historia Natural, tomo XLIII,1945, pp,535-538.Madrid 1945
(Dedicado al Archivo General de
las Indias. Francisco de las Barras)
En Sevilla en su parte Oeste, y
no lejos del Guadalquivir, del que le separa la línea férrea Madrid, Zaragoza
Alicante, existía a fines del siglo XIX, una extensa explanada que he conocido
en mi juventud, y cuyo espacio está hoy ocupado por una importante fundición de
hierro que data de los últimos años de aquel siglo. Esta fábrica se encuentra
limitada por las calles Juan Rabadán, al Sur, Curtidurías al Norte, Eduardo
Cano al Este y Torneo al Oeste constituyendo esta ultima el paseo de la ronda
de la ciudad por esta parte, que está limitada por la vía en su parte Oeste.
En esta explanada y por la parte
de la calle Juan Rabadán, he conocido en mi niñez y juventud un enorme árbol de
tronco hueco, que alcanzo un gran diámetro y rodeado de algunos retoños. Entre
todos daban sombra espesa en verano a un buen trozo del terreno, donde solía
acudir alguna gente del barrio a defenderse del sol. Este árbol viejísimo y
popular en Sevilla era conocido por todos los sevillanos con el nombre de
Sapote de Colon.
En efecto, era el último y
venerable resto del huerto o jardín que en aquel lugar poseyó el gran patricio
hijo del Almirante D. Hernando Colon, quien allí cultivo plantas y semillas
llegadas de América, habiendo sido una de ellas el árbol en cuestión. Por
consuelo de haber hoy desaparecido, han quedado en algunos jardines, como las
Delicias de Arjona, hoy sumadas al Parque de María Luisa, pero no fundidas en él,
descendientes suyos; acaso también fuera de Sevilla.
Es interesante que el nombre
vulgar de Sapote procede de Sevilla mismo, o acaso del que lo aplicara equivocadamente
la persona que lo importo, porque no aparece, que sepamos el nombre de Zapote
aplicado en América a la especie que se trata.
Con el nombre vulgar de Zapote,
y también de Sapote, se han designado diferentes especies de árboles que cita
D, Miguel Colmeiro en su diccionario de nombres vulgares. Pertenecen en su
mayoría a la familia de las Sapotáceas y a las Ebenáceas, pero también se
aplica el nombre de Sapote a alguna de las especies de las Bombáceas y de las
Fitolacáceas.
Entre las Sapotáceas cita:
Sapote amarillo o borracho de Méjico, Lúcuma salicifolia H.B. El Kunth-Sapote
de las Antillas, Sapota Achras. Mull. Esta especie es conocida también con el
nombre de Zapote blanco de Méjico y Zapote de las Antillas o Zapote pequeño.
También Zapotillo de las Antillas.
Sapote culebra de Cuba, Lúcuma
serpentaria H.B. ET Kunth. También se denomina Sapote. Sapote espinoso de Cuba.
Bumelia horrido Groz. Sapote
grande de las Antillas. Lucuma mammosa. Gaetru.
A las Ebenáceas pertenecen,
Sapote negro de Cuba, Dyospires laurifolia Rich. Sapote negro de Filipinas, Diospirus
sapota Ros . Sapote negro de Méjico, Dyospires obtusifolia Willd. Esta tres últimas
especies se denominan también Zapote y el negro e Méjico le llaman también
Zapote prieto.
A la familia de las Bombáceas
pertenece el Sapote del Perú Matisia cordata H.B. Kunth.
Por ultimo a la familia de las Fitolacáceas
pertenece el Sapote de Sevilla, antes Pircunia dioica Mog., (ahora Phytolacca
dioica L. con los nombres vulgares de Bellasombra, Ombú, Árbol de la Bella
sombra, Fitolaca)
El doctor D. Emilio Serrano
Sollés ,en su trabajo titulado 2 Sevillanos que trataron cosas de América “
leído en la sesión solemne que el 13 de octubre de 1892 con motivo del
centenario del descubrimiento de América
celebro la Sección de Sevilla de la Sociedad Española de Historia Natural y que luego fue
publicado, dice ( página 3 ) hablando de D. Pedro Abat ( 2 ): “ El malogrado Catedrático
de la Universidad D. Miguel Colmeiro dice ( 3 ) “ fue este profesor ( D. Pedro
Abat ) el primero que clasifico el árbol llamado Zapote, que aún se conserva, a
pesar de las injurias del tiempo y de los hombres, en el abandonado solar donde
estuvo la huerta de D. Fernando Colon, así como también expone la creencia de
que tan hermoso ejemplar de hombú u Ombú, nombre que dan en Buenos Aires a
estos árboles, fue traído a esta ciudad de Sevilla en época posterior al siglo XIV. “Una y otra opinión son dignas de ser
atendidas; pero hare observar con relación a la primera, que la clasificación
científica del Zapote como perteneciente a la familia de las Fitolacáceas la
hallamos por primera vez mencionada por el botánico hispalense D, José Demetrio
Rodríguez, el que, en el año 1792, recogió y preparo varios ejemplares que se
conservan en el Jardín Botánico de Madrid. La creencia de que el ejemplar de
Zapote que posee Sevilla fue traído a esta ciudad con posterioridad al siglo
XVI, y colocado en el sitio que hoy le admiramos es errónea, puesto que debemos
tener en cuenta que las primeras flotas de las Indias que vinieron al
Guadalquivir traían innumerables semillas y plantas de aquellas tierras; que la
mayor importación de cosas naturales de aquel continente a esta ciudad fue a
mitades del siglo XVI, y la época en que se cultivaban, tratando de aclimatarlas.
Aun en las más raras y variadas formas en la famosa Huerta de Colon, comienza
antes de la fecha indicada, pues en 1539, año que murió Hernando Colon, ya la
huerta existía, siendo objeto de admiración según los analistas hispalenses “.
Al celebrarse en 1892 el IV
centenario del Descubrimiento de América, el notable investigador de la
Historia DE Sevilla Sr. Gomes Imam tuvo una feliz y generosa idea que hubiera
salvado la vida del árbol de tan glorioso recuerdo. Deseaba que Sevilla hiciera
“un noble esfuerzo “(dice el mismo G.I.) que no terminara con los días del
festival con que esta noble ciudad trató de conmemorar en cuarto centenario del
descubrimiento de las Américas”. Al efecto, presento al Municipio en sesión de
8 de enero de 1892, una importantísima proposición, en la que, entre otras cosas,
hace referencia al huerto de Colon. Era entonces primer teniente de Alcalde el
Sr. Gómez Imaz. La proposición dice “Primero: Que el Municipio adquiera la
parte del solar que aún queda en los Humeros de las casas y huerta de D.
Fernando Colon, donde aún existe el famoso árbol. Segundo: Que una vez
adquirido y rodeado de verja haga el Municipio en él un jardín, en cuya entrada
coloque una inscripción conmemorativa. Tercero. Que en su recinto de levante
una estatua a la memoria de D. Fernando Colon, bienhechor de Sevilla, al que
tanto le debió esta ciudad, que atesora su Biblioteca Colombina. Cuarto: Que en
el centro del jardín se construya un pabellón de hierro y cristal dedicándolo a
Museo Arqueológico Hispalense. Quinto: Que, a su inauguración, que deberá ser solemne,
con asistencia de los dos Cabildos y autoridades civiles y militares, se invite
al Gobierno para que concurra una representación suya “
Acerca de esto dice el Sr.
Serrano Salles, en el trabajo ya citado: Proyecto tan feliz y patriótico es
lamentable que no se haya realizado por la utilidad que reportaría a la cultura
y buen nombre de esta ciudad “
¿Porque motivo o motivos no se realizó
el proyecto del Sr. Gómez Imaz?
Probablemente por razones de
economía mal entendida, temiendo gravar el presupuesto municipal con la compra
del terreno y las obras que figuraban en el proyecto.
Dad la facilidad con que se
desarrolla este árbol en nuestro clima y suelo y la tupida sombra que da, será muy
de desear que en el municipio sevillano se preocupe de fomentar su cría en los
Viveros Municipales y lo emplee con frecuencia en nuestros jardines y paseos.
(1) A la entrada de Castilleja
de la Cuesta delante de la Ermita de Guacha existido hasta hace muy poco un hermoso
y antiguo ejemplar de la misma especie, que ha sido convertido en leña por
orden, según parece, de una autoridad local, sin razón alguna que lo
justifique.
(2) Noticias de los trabajos
realizados en la Sociedad Medica de Sevilla proe l botánico D. Pedro Abat, por
Francisco de la Barras y de Aragón. Asociación Española para el Progreso de las
Ciencias. Congreso de Oporto. Sección de Ciencias Naturales. Sesión de 30 de junio
de 1921.
(3) “El árbol del Sapote o
Zapote de Sevilla“, por D. Miguel Colmeiro. Ilustración Española Americana, año
XXXVI, XXV, Madrid 1982.
Y también D. Benito Valdés Castrillón
Catedrático de Botánica de la Universidad de Sevilla en su artículo sobre los
jardines botánicos de Sevilla nos dice: “Se puede considerar como el primer
jardín botánico de Sevilla el que mantuvo Hernando Colón (1488-1539), en su
palacio situado cerca de la Puerta Real o de Goles (Morales Padrón, 1977:314).
En él crecían varios cientos de plantas americanas (Calderón, 1892:58), una de
las cuales, un corpulento ejemplar de Phytolacca dioica (ombú o zapote) se
conservó hasta principio de siglo, en que fue talado al rectificarse las rondas
de la ciudad. De él dice Barras (1945:43) que parecen derivar todos los zapotes
que crecen en la ciudad, afirmación difícil de aceptar ya que se trata de una
especie dioica de la que existen en Sevilla tanto plantas masculinas como
femeninas.”
EL OTRO ZAPOTE DE COLON
Existe todavía en la Cartuja, en
la que se llamó Huerta Chica, frente al lugar donde estuvieron las hospederías,
hoy escritorio de la actual fábrica de loza, un árbol gigantesco de la especie
llamada vulgarmente zapote ( Archras sapota, según Linneo ….error de
descripción, Archras sapota es un género distinto,), igual al que había hace
pocos años en la Huerta de Colon, al sitio de los Humeros en el paraje donde D.
Fernando Colon, hijo del Almirante tuvo sus magníficas viviendas.-.—Es
tradición que este magnífico árbol fue plantado por el propio Colon, en una de
sus visitas al Monasterio, habiendo traído la planta del nuevo mundo.
Se conservan hoy en Sevilla
otros ejemplares de esta especie aunque de menor corpulencia que el de la Cartuja,
a la entrada de los jardines de las Delicias ,junto al Pabellón de Guatemala,
existe un grupo de ellos con los cuales he iniciado este escrito, en los
Jardines del Palacio de San Telmo un magnifico ejemplar que compite en tamaño con el de La Cartuja, otros
desaparecieron al construir campos de futbol cuando el Palacio era seminario, en los Reales Alcázares junto a las norias existen
unos buenos ejemplares, se nos describe otro significativo en la Huerta Doña María
en Dos Hermanas, y en la Huerta de Lebrena en La Rinconada, otro en los Jardines
de Castilleja de Cuesta, sin olvidar el que existió en los jardines de San
Telmo que fue arrasado durante la celebración de las Ferias de Muestras en
estos jardines y otro junto a la Infanta María Luisa en el
Parque abatido en parte por
pudriciones en el tronco durante un temporal de viento, el año pasado, recuerdo
otro magnifico ejemplar al lado de la Estación de San Bernardo
Otras jóvenes plantaciones las
encontramos en el arcén central de la calle San Juan de Ribera o en el Paseo
Rey Juan Carlos Junto al rio.
Los zapotes sevillanos que han
distraído nuestra atención nos han mostrado a través de la historia que el
zapote de Colon, el más antiguo, no era el zapote de la Cartuja, sino el que se
crio en la Huerta de D. Fernando en la calle Goles, que planto posiblemente él
mismo con su propia mano, que el de la Cartuja se le atribuye a Cristóbal Colon
por algunos historiadores y otros a su hijo D. Hernando y que solo se le conoce
como zapote aquí en Sevilla.
Desde aquí solicitamos que se
proteja con una valla alrededor para que no se pueda acceder a sus troncos y se
le coloque información con la historia de este árbol, el más monumental de los
zapotes existentes en Sevilla.
Sevilla septiembre 2016
Los zapotes no resisten la poda porque no cicatrizan ni compartimentan. Hay que evitar hacer podas drásticas porque se pudren por los cortes realizados.
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